-Th... Thanatos. – soltó Mel sin aliento.
Recordaba a la muerte. Aquel día la había salvado de Cerbero, podía recordar su voz y su sonrisa, lo recordaba tan hermoso a pesar de no haber visto su rostro por completo y nada de eso se comparaba con lo que tenía enfrente.
La muerte sonrió, mostrando sus blancos colmillos. Su capucha hacia sombra sobre sus ojos, esos ojos que cortaban la vida de quien osase mirarlos.
-Hola Mel – Filie salto detrás de su hermano con su enorme sonrisa ya conocida.
-Filie...
-Decidimos venir a verte porque has pasado todo el día con Perséfone y creímos que te animaría un poco ver caras amistosas.
-Hades dijo que... - comenzó Thanatos pero Filie lo interrumpió.
-Sí, Hades dijo que Mel quería agradecerte lo del otro día, con Cerbero.
-Yo lo lamento mucho... no se que estaba pensando... no estaba pensando en realidad, a veces tengo... lapsos de oscuridad... y... lamentablemente nos conocimos cuando estaba hundida en uno de ellos. Lo lamento... quería agradecerte por evitar que Cerbero me comiera.
-Él solo estaba curioso, no creo que en realidad quisiera comerte. Tal vez solo, despedazarte.
Mel rio, en seguida lo hizo Filie y Thanatos sonrió.
-Así que... - soltó Filie saltando a sentarse sobre la cama - ¿Qué sucedió con la señorita de las flores?
-Le encanto la visita al jardín de las Hespérides...
-Vaya... creí que detestaba los jardines – soltó Filie mirando sus uñas.
-Solo está molesta... es entendible, la alejaron de su hogar, de su familia y ahora está aquí... sola...
-También tú... y no te comportas así.
-Yo tengo esperezas de volver...
-También ella – dijo Thanatos – regresara con su madre cada primavera.
-Si... y aquí no es tan malo como ella dice, no le ha dado la oportunidad, ni a nosotros. – dijo Filie, su molestia era palpable.
-¿Dónde está Momo? No lo he visto en todo el día – pregunto Mel.
-Él a veces desaparece por varios días. Ya volverá.
-Hablando de desaparecer. ¿Dónde estuviste hoy Filie? – La voz de Thanatos era ronca, pero tenía algo que te hipnotizaba, querías escucharla durante días, años... para siempre.
-¿Qué? Yo... estuve por ahí...
Mel se dio cuenta de que Thanatos no sabia y Filie no quería que se enterara, que ella había subido.
Miro a Filie quien le dio un mirada de suplica.
-Yo... estoy feliz de conocerlo... Thanatos... he... inspirado muchas historias con su presencia... incluso como protagonista de algunas... la muerte... se lleva bien con la tragedia. Al menos eso creo yo...
Thanatos sonrió de nuevo.
-Me siento alagado.
-Ahora que lo he visto... de verdad lo he visto... mis historias serán más precisas... y... estoy... realmente deslumbrada... lamento si, esto es demasiado...
-Oh no, a él le fascina que lo alaguen. – soltó Filie.
-Claro que no – respondió la muerte.
-Claro que si, y Mel es la mejor para eso. ¿No es así Mel?
-Por supuesto, soy la musa de las tragedias. He inspirado poesía que haría llorar al más rudo guerrero de los campos Elíseos.
Permanecieron charlando un rato mas hasta que Thanatos se levanto, alegando que debía ir por algunas almas.
-Todo ha estado calmado desde la última batalla de Ares... ahora que no está... las muertes han cesado un poco, las arpías están desesperadas.
-¿Sabe algo sobre Ares? – Pregunto Mel – Él... rapto a una de mis hermanas... una musa... y...
-No sé mucho más que tú. Lo lamento... pero... conozco bien a Ares, y sé que no la lastimara.
-Es el dios de la guerra... ella una musa... ¿para que la querría?
-La guerra... necesita algo que proteger, o se vuelve inútil. Para eso nació después de todo.
-Dicen que hasta el más fiero guerrero puede caer, vencido ante el amor. – soltó Filie.
-Pero también hasta el más puro amor puede romperse... cuando se escuchan los tambores de guerra. – replico Mel.
Filie iba de regreso a su templo cuando Hades apareció ante ella.
-Mi señor, creí que dormía a estas horas.
-Filie, te agradecería, si dejas de actuar como casamentera para Melpomene.
Filie bajo la mirada.
-Yo solo...
-Déjale el amor a Anteros... es una orden. – y a pesar de que no levanto la voz ni un poco, Filie sintió lagrimas quemar sus ojos.
-Sí, señor. Con su permiso.
Hades vio a Filie retirarse a toda prisa y tenso la mandíbula. Thanatos apareció ante él.
-De verdad creí que eran tus ordenes las de ver a la musa.
-Qué no se repita. La musa esta bajo mi protección... de hoy en mas nadie entra a su habitación sin mi autorización y nadie se queda a solas con ella. ¿Está claro?
-No es como que yo planeara encontrarla casi desmembrada por Cerbero, Hades. ¿Quieres parar y escucharte? Si tanto te preocupa su bienestar déjala regresar con Apolo.
Thanatos dio un paso atrás. Hades no se movió pero un temblor sacudió toda Atenas.
-¡Aléjate de mi musa! – Gruño.
Thanatos sacudió la cabeza en negación y comenzó a retirarse preguntándose ¿Qué tenían las musas que ponían tan desquiciados a los dioses?
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Una musa para el dios del inframundo
FantasíaHades haría cualquier cosa con tal de ver feliz a Perséfone, incluso pedir "prestada" a Apolo una de sus musas. Pero más que felicidad Melpomene llevara al inframundo toda su desdicha, algo que Hades encontrará... gratificante.