𝕏𝕏𝕍𝕀

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—Sabía que el rojo te quedaría perfecto—opinó Adrian, que no pudo evitar observar con ojo crítico el vestido, y su hermana mayor se rio.

—Gracias, a mí todo me queda perfecto—miró nuevamente el vestido, y tocó la tela—. Espero que no hayan estafado a Lev con esta tela. Estaré en problemas si algo le pasa a esta ropa.

—No te preocupes, ya intenté prenderle fuego como cinco veces mientras lo estábamos haciendo—Alyssa volvió a reírse.

—Entonces confío en ustedes—levantó la vista hacia el cielo—. Pronto partiré, tengo que hacer una parada antes de salir de Kannos.

—Oh, ¿te despedirás de los chicos?

—Este...—se removió, nerviosa—¿Eso te lo puedo dejar a ti? Debo parar en otro lado y no es Litz. No quiero preocuparlos más de lo que ya lo hago—su hermano suspiró.

—Está bien, yo se los diré—su hermana sonrió, y Adrian la abrazó con fuerza—. Te extrañaremos—se separó de ella, y sonrió—. Volverás victoriosa y con bien—Alyssa asintió, mirándolo con la misma fuerza con la que él la observaba a ella.

—Volveré victoriosa y con bien—repitió, con más firmeza.

Observó de reojo a su madre acercarse, al igual que sus dos hermanos, y Alyssa le dio un jaloncito a la manga de Bastian.

—Cualquier cosa, ya sabes—señaló su anillo.

Bastian asintió.

—Regresa pronto—le había dicho, cuando su madre ya se encontraba con ellos, y arrastró a Adrian devuelta adentro.

—Hey. ¿Qué fue eso? —preguntó su hermano menor, algo confundido.

—Tranquilo. No es nada. Es solo algo que acordamos Alyssa y yo.

—Creo que tengo el derecho a pedir respuestas.

La sonrisa de Bastian era brillante al responder:

—Su anillo es la pieza clave para reconocer su victoria.

—¿Qué? —Bastian se rio.

—Luego lo entenderás, Adrian, pero no dejes que nadie se entere de esto.

—De acuerdo—contestó, algo inseguro.






Clarissa tomó las manos de Alyssa, y le sonrió.

Su padre no había ido a despedirse de ella, pero se sintió mucho mejor cuando su madre habló:

—Eres una de las mujeres más valientes que he conocido, Alyssa—acarició su mejilla—. Sé que lograrás completar esta misión, porque tú tienes un corazón fuerte y eso te hace más que cualquier adversidad que se te pueda presentar en el camino. Me enorgulleces, y me llena de una profunda admiración saber que mi niña se convertirá en la primera Reina de toda la historia de Dria—Alyssa la abrazó, para recordar cómo se sentía el calor maternal que le otorgaba, y luego se separó y asintió.

—Volveré. Dile a padre que me espere—su madre volvió a sonreírle.

—Tu padre puede ser terco, pero se preocupa por ti.

—¿En serio? —enarcó una ceja.

Sus palabras le recordaban a lo que le había dicho Vhea una vez. Se preguntaba si era cierto.

La Guía para Príncipes y Princesas sobre el Amor y la ToleranciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora