Adrian había estado moldeando barro en sus manos, cuando escuchó el escándalo fuera de su habitación.
Tocaron su puerta con cierta desesperación, y volteó a ver justo cuando su capitán de la Guardia entraba a la habitación.
—¡Su alteza, el príncipe Bastian está de vuelta! —le informó Dima. Por primera vez, se veía sin aliento.
Adrian se paralizó al escucharlo.
Bajó del banquillo, y se acercó con lentitud a su capitán.
—¿Qué cosa? —su voz tembló al hablar.
—El príncipe Bastian ha vuelto, mi señor —repitió Dima, con firmeza.
El suelo bajo los pies de Adrian pareció estremecerse, y no lo pensó dos veces antes de correr a avisarle a Alyssa.
Abrió la puerta de la habitación de su hermana, que se sobresaltó al escucharlo.
—Adrian, ¿qué ocurre? —preguntó Alyssa, con el ceño fruncido, y salió de la cama, parecía haber estado lista para irse a dormir.
—Alyssa, Bastian... —Adrian ni siquiera pudo terminar la oración, pues ella ya había salido hecha un rayo de la habitación.
Alyssa ni siquiera se había dado cuenta que se estaba moviendo, hasta que sus pies se plantaron tras la multitud del Gran Salón.
Los reyes todavía no se veían por ninguna parte. Alyssa suponía que su padre se encontraba en su terapia cuando todo el revuelo había comenzado, y por eso todavía no estaba ahí.
Se abrió paso entre la gente y se paralizó cuando vio a su hermano, de rodillas en el suelo, cargando en brazos a un muchacho desconocido para ella.
Apenas pudo prestarle atención a la jaula de oro que apresaba a un par de personas.
Alyssa observó a su hermano, y luego a la jaula, tratando de analizar lo que estaba presenciando.
Muy en el fondo de su cabeza, Alyssa se dio cuenta que aquellos tipos se habían prestado para ayudar en la búsqueda de su hermano, el cual lucía exhausto y desesperado.
Parecía que todos se habían quedado congelados al ver la escena, así que ella fue la primera en moverse.
—¡Bastian! —Alyssa llegó a su lado, y se aterró al ver sangre por todos lados—. Por los dioses, Bastian —se llevó las manos a la boca—. ¿Por qué...? ¿Esta sangre...? —no podía formular palabras.
El joven que su hermano cargaba en brazos parecía estar inconsciente, y a juzgar por su rostro demacrado, Alyssa podía deducir que la sangre no era de Bastian.
El estómago de Alyssa se revolvió, al ver una herida en el brazo de su hermano mayor.
—Bastian —Alyssa llamó, con voz suave—, dime algo, por favor... —él levantó la mirada hacia ella, y se quedó sin aliento al fijar su vista en los ojos aterrados de su hermano.
Pudo volver a respirar cuando Adrian apareció a su lado. El menor de los hermanos parecía mucho más apto para controlar la situación que ella.
—¿Bastian? —lo llamó Adrian, su tono de voz era suave pero firme, sin embargo, Bastian no le contestó. Su hermano mayor parecía perdido
Adrian tomó otra respiración, y volvió a intentar.
—Bastian, necesito que me hables—le dijo Adrian, tomando el rostro del mayor y haciendo que lo mire fijamente—. ¿Puedes decirnos qué ocurrió? —Bastian abrió la boca para hablar, pero solo pudo balbucear —. ¿Estás herido en algún otro lado aparte del brazo?
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La Guía para Príncipes y Princesas sobre el Amor y la Tolerancia
Teen Fiction𝑼𝒏 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒔𝒊𝒏 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓. 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓𝒊𝒂 𝒂𝒍 𝒕𝒓𝒐𝒏𝒐. 𝑼𝒏 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒏𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝑹𝒆𝒚. Los hijos de la corona de Dria eran, ante los ojos de todos, seres perfectos. Cada uno...