Abrió los ojos, al no sentir más calor, y se dio cuenta que se hallaba contra un frío suelo de roca volcánica.
Se tocó todo el cuerpo. Su piel aún se encontraba agrietada por el calor, y la zona donde la lava la había alcanzado le ardía de un modo impresionante, pero a partir de eso, no había perdido ningún miembro, y eso era lo importante. Aún si podía oler la carne quemada.
—¡Perfecto, Alyssa de Dria! —se sobresaltó, cuando escuchó la voz de la diosa.
Miró hacia atrás, y se levantó, dolorida. No quería tocarse el rostro, sentía que vomitaría si lo hacía. Estaba segura que el daño causado era mucho peor de lo que se imaginaba.
—¡No puedo creer que hayas visto a través de mi plan! —Alyssa solo asintió.
—Gracias por no matarme—le dolió hablar.
Trató de no horrorizarse al ver cómo un trozo de piel y varias gotas de sangre caían al suelo. Ni siquiera quería mirar sus pies. Los zapatos habían dejado de existir hacía mucho y casi se ríe de sí misma cuando sus pensamientos se detuvieron un segundo en si su cabello también había sido calcinado.
Al menos Adrian había cumplido con lo prometido. El vestido que había hecho con Lev estaba en perfectas condiciones.
—Ah, eso no se debe a mí, querida—la diosa habló, así que volvió a enfocar su atención en ella—. Esto de aquí—se señaló su propia mejilla—, no se ve muy bien, ¿sabes? Estás viendo por ti misma que mi prueba no era ninguna broma—volvió a mirar sus manos que era una mezcla de sangre, carne quemada y dolor.
—Ya decía yo que el dolor era un aditivo desagradable para una prueba de valor.
—Si no hubieras tenido plena confianza en ti misma, créeme, hubieras muerto ahí arriba. ¡Pero no lo hiciste! —sonrió—. ¡Pasaste la prueba!
—¡Felicidades, mi señora! —celebró Syd, desde su lugar en la mano de la diosa.
Alyssa solo asintió, algo perdida por el dolor.
Bien, bien. Esto no fue tan malo.
—Como prometí, Alyssa de Dria. Te daré mis pendientes—Syd se quitó de su mano, y la mujer comenzó a quitarse los pendientes de amatista.
En ese momento, su cerebro comenzó a trabajar nuevamente.
Perfecto. He conseguido una cosa. Es un milagro que esté viva, pero al menos he conseguido una cosa.
Un sirviente vestido de rojo apareció de algún lado, con una cajita, donde la diosa colocó los pendientes, y luego la cerró.
¿Será que ahora me muero por las heridas? Es imposible que un humano sobreviva mucho tiempo así.
—Llévasela a tu señora, dragoncito—Syd asintió con entusiasmo, y enrolló la caja en su cola, para dirigirse hacia Alyssa.
Oh, ¿Y si ya estoy muerta y solo estoy viendo lo que quería ver en vida?
—Y sobre tus heridas—seguía hablando la diosa—, bebe esto—chasqueó los dedos, y otro sirviente apareció a su lado, con un frasquito lleno de un líquido que creía reconocer.
Miró a Syd por un momento, y decidió primero tomar el frasco que le estaban brindando, para analizarlo detenidamente. Estaba lleno de lo que Alyssa creía que era lava.
No quería preguntarle a la diosa si eso era una broma, pues no quería terminar muerta por dudar de la buena fe de una deidad tan explosiva como ella, pero suponía que de todos modos lo estaría si lo rechazaba.
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La Guía para Príncipes y Princesas sobre el Amor y la Tolerancia
Teen Fiction𝑼𝒏 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒔𝒊𝒏 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓. 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓𝒊𝒂 𝒂𝒍 𝒕𝒓𝒐𝒏𝒐. 𝑼𝒏 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒏𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝑹𝒆𝒚. Los hijos de la corona de Dria eran, ante los ojos de todos, seres perfectos. Cada uno...