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Cuando Alyssa se acercó a los límites de la ciudad con la tierra de los gigantes, su yegua se rehusó a entrar, echándose para atrás, asustada.

—Shh, shh. Está bien—se bajó—. Bonnie, necesito que me hagas un favor, ¿de acuerdo? —su yegua relinchó—. Vuelve a casa desde aquí—Bonnie solo escuchó, parecía confundida—. Necesito que le entregues esto a Bastian cuando llegues—abrió un pequeño compartimiento escondido en la vaina de la daga que Vhea le había regalado, y sacó el anillo que había sido entregado a ella cuando había cumplido los 17, y lo escondió en su correa—. Sé que solo te retrasaré. Eres el corcel más rápido de todo el reino, y tu camino de Dreil a Kannos se hará nada. Llega antes de pasado mañana, ¿de acuerdo? Confío en ti. No dejes que nadie además de Bastian tome este anillo—Bonnie volvió a relinchar, y se fue corriendo.

—Uhm, ¿mi señora?

—¿Sí? —contestó, observando cómo se alejaba.

—¿Por qué su yegua se fue?

—¿No escuchaste lo que dije?

—Sí, pero ¿por qué? Necesitamos volver a Kannos—Alyssa sacudió su cabeza.

—Bonnie es muy rápida, pero no lograremos llegar a Kannos con ella.

—¿No dijo que podría llegar antes de pasado mañana?

—Porque es el corcel más rápido si corre sola y no debe preocuparse por los caminos que toma. Conmigo cabalgando, solo la retrasaría. Una vez esté en Kannos, Bastian sabrá que yo la envié.

—Pero...

—Necesito que Bonnie esté a salvo, Syd. Y, además, mi anillo es muestra suficiente para Bastian.

—¿Prueba suficiente?

—De que volveré a tiempo. Sabe que nunca le enviaría mi anillo si no estuviera segura de ello.

—Mi señora, no es por alarmarla, pero... ¿se da cuenta de cuánto tiempo disponemos para volver al palacio?

—Lo sé—asintió, mirando fijamente el territorio de los gigantes—. Usaré un portal para volver a casa.

—Mi señora, sabe que la magia como la suya no funciona en la tierra de los gigantes, ¿verdad? Solo una magia extremadamente poderosa como la que posee Lord Lun o la diosa Nasta la ayudaría.

—Lo sé—asintió—. Por eso, cuando consigamos el jaspe, debemos volver aquí. Los gigantes no pueden salir de sus tierras.

—Es la peor idea que se le ha ocurrido hasta ahora.

—Muchas gracias, ya lo sabía—sonrió—. Ahora métete en mi bolso. Si muero, debes llevarle todo lo que tengo a Bastian.

—Por supuesto, mi... ¡Oiga!

—¿Qué? —preguntó, confundida.

—¡No diga que va a morir!

—Uhm, creí que no te importaba eso.

—Mi señora, ¿usted cree realmente que la he acompañado hasta aquí para que no luche en el último tramo del camino? Saldremos de aquí los dos. Y usted será la heredera al trono—Alyssa sonrió.

—Gracias por tus palabras, Syd—le dijo, con un tono lleno de cariño—. Ahora métete en mi bolsa—el dragón pareció refunfuñar, y se metió.

Soltó un suspiro, y se adentró en el territorio más peligroso de todo Dria.





La Guía para Príncipes y Princesas sobre el Amor y la ToleranciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora