Cuando Bastian abrió los ojos a la mañana siguiente, Ian se encontraba sonriéndole a un lado en la cama.
—Buenos días, bella durmiente—Ian saltó de la cama, y modeló lo que llevaba puesto—. Unas señoras muy amables llegaron aquí hace un momento, y me obligaron a ponerme esto. Les pedí que no te despertaran y que vinieran por ti dentro de un rato. Nunca me había sentido tan mortificado en mi vida—dio una vuelta, luciendo el traje—. ¿Cómo me queda?
Bastian se sentó, y bostezó.
—Te queda bien.
—Yo diría que más que bien, pero aceptaré tu cumplido—escucharon que tocaron la puerta, y ambos dirigieron su mirada en aquella dirección.
Una muchacha muy parecida a Adrian, pero con los ojos azules de Bastian, había entrado.
Ella le sonrió a Ian, y se dirigió hacia él.
—Así que tú eres el novio de mi hermano—le dijo, con emoción—. Soy Alyssa—estrechó su mano—. Puedes llamarme así, pero no enfrente de mi padre. No le gusta que no se usen los títulos en cosas oficiales—le echó un vistazo a su hermano—. Vístete. Tenemos que reunirnos en el Gran Salón con el Rey.
—¿Es tarde?
—Un poco, pero hacerlos esperar unos minutos no me importaría. Me llevaré a Ian, mientras te arreglas. No te preocupes, Roma y Garald nos acompañarán—lo arrastró fuera de la habitación, sin que Ian pudiera siquiera pronunciar palabra al respecto.
El príncipe solo se levantó, y las mujeres que solían ayudarlo con su vestimenta, entraron a la habitación.
Alyssa miró fijamente a Ian, que se removió, algo incómodo.
—Gracias—dijo, al fin.
—¿Gracias? —Ian enarcó una ceja.
Alyssa solo sonrió, y se apoyó en el alféizar de la ventana.
—Por ayudar a mi hermano. Si no fuera por ti, es muy probable que no hubiéramos vuelto a saber de él—Ian sacudió su cabeza.
—Yo no hice nada.
—Lo proveíste de techo y alimento. Si eso no es nada, no sé qué será algo—Ian sonrió.
—Tu hermano también salvó mi vida. Creo que estamos a mano.
—Mi hermano cambió mucho estando contigo —mencionó, un segundo después.
—¿Y es algo...?
—Bueno —aclaró—. Como es el hermano mayor, siempre tuvo que ser bastante serio, y era señalado por todo. Bastian suele cargar con todos sus problemas sin pedirle ayuda a nadie, porque no quiere preocuparnos, lo que hace que nos preocupemos aún más por él, en realidad. Antes de que él desapareciera, siempre lucía una expresión sombría en el rostro.
Alyssa sonrió con tristeza, y su mano se inclinó hacia una de las flores que decoraban la ventana.
—Si lo hubieras visto la noche de su cumpleaños, te hubiera partido el corazón —ella se acercó, y tomó las manos de Ian entre las suyas—. Pero ahora mi hermano se ve muy feliz y brillante. Desde que somos pequeños, jamás lo había visto tan... ligero, por así decirlo. Creo que eso es gracias a ti.
—De verdad me estás ameritando mucho—Ian se rio, rascándose la nuca—. Bastian es un chico muy fuerte. Estoy seguro que hubiera salido delante de algún modo, aún sin mi ayuda.
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La Guía para Príncipes y Princesas sobre el Amor y la Tolerancia
Teen Fiction𝑼𝒏 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒔𝒊𝒏 𝒑𝒐𝒅𝒆𝒓. 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒋𝒂𝒎𝒂𝒔 𝒍𝒍𝒆𝒈𝒂𝒓𝒊𝒂 𝒂𝒍 𝒕𝒓𝒐𝒏𝒐. 𝑼𝒏 𝒉𝒊𝒋𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒐 𝒏𝒂𝒄𝒊𝒐 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝑹𝒆𝒚. Los hijos de la corona de Dria eran, ante los ojos de todos, seres perfectos. Cada uno...