36: 𝓘 𝔀𝓪𝓷𝓽 𝔂𝓸𝓾 𝓽𝓸 𝓽𝓪𝓴𝓮 𝓬𝓪𝓻𝓮 𝓸𝓯 𝓶𝓮 𝓯𝓸𝓻𝓮𝓿𝓮𝓻

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GABRIELLA
Me desperté y seguía tumbada sobre Jaden.
Intenté despertarlo pero no me hizo caso así que empecé a dejar besos sobre su cuello y mandíbula.
Sus labios se curvaron en una sonrisa ladina.

- Sé que estás despierto desde hace rato.

Iba a levantarme pero él me lo impidió porque empezó a rodearme más fuerte.

- No te vas a ir.

- Jaden, tengo hambre.

- Podemos desayunar ahora mismo.

- No cambias.- rodé los ojos.

Él me cogió del cuello y me atrajo a su cara.

- ¿Qué te dije sobre rodar los ojos?

- Que hago lo que me plazca.- respondí mirando sus labios.

Él sonrió mientras negaba con la cabeza y me dio un rápido beso.

- Eso no vale.

- ¿Por qué?- preguntó.

- Porque no completé el desayuno.

- ¿No?- respondió juguetón.

Yo negué con la cabeza.

- ¿Cómo quieres completarlo?- preguntó acariciando mi mandíbula.

Yo mordí su labio y volví a besarle.
Este beso fue más largo, y se podía observar como nuestros labios encajaban a la perfección.
Puse mis brazos alrededor de su nuca y él posó sus manos en mi cintura. Solo él y yo éramos capaces de compaginar tan bien.

- Buen desayuno.- dijo cuando nos separamos.

Yo sonreí sobre sus labios.

- No lo discuto.

- Me vas a volver loco.- esto provocó mi risa.

Puse mi cabeza sobre su pecho y lo abracé.

- Quiero que me cuides así por siempre.- él acarició mi pelo.

- Lo haré, reina.- dejó un beso en mis labios y volvió a hablar.- No se qué haría sin ti.

- Desayunar como el resto de personas normales.

Él rió. Me encantaba verle reír mientras mostraba su dentadura perfecta.
Parecía esculpido por los dioses.

- ¿Qué quieres hacer hoy?

- Nos vamos de compras.

Jaden frunció el ceño y yo le planté otro beso en los labios.

- Por favor.- le dije poniendo cara de perrito.

- No me pongas esa cara.

- ¿Me tienes que cuidar, recuerdas? Bien, pues la enferma hoy para relajarse necesita ir de compras.

- Te estás aprovechando de mí.

- Un poquito.- hice un gesto con los dedos.

- Está bien, iremos de compras. Le diré a Astrich que no nos haga el desayuno. Ahora vuelvo.

Yo me levanté de encima suya y le vi alejarse.
En un principio quería hacerle tantas perrerías que me faltaban dedos para contar, pero ahora soy incapaz de hacérselas, excepto la de anoche.
Esa fue un pequeño regalito.

Me vestí y decidí ponerme cómoda, por lo que cogí una sudadera azul y una falda blanca.

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EL TRATO [BETRAYED #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora