GABRIELLA HOSSLER
Últimamente la mafia estaba algo desconcertada y sin orden alguno. Los Hossler y la Alianza éramos, por primera vez, una entropía que tenía siglas: M.H.
Llevábamos varios meses detrás de la pista de esa persona, no sabíamos absolutamente nada, simplemente que nos tenía agarrados por todas partes, que los sabotajes eran impredecibles y las técnicas que usaba cada vez para llegar a ellos eran peores y más originales que los anteriores.
Jaden estaba estresado, no sabía por dónde tomar esto y me sentía horriblemente mal al no saber cómo ayudarle porque no teníamos ninguna pista para cazar a nuestra principal amenaza. Sí, era una clara amenaza, sobre todo cuando por fin todo parecía tener un equilibrio y teníamos un legado por delante.
No podíamos arriesgarnos tanto sin arriesgar también a nuestros hijos, y eso, era algo que Jaden y yo no íbamos a permitir bajo ningún concepto. Por eso la mayoría del tiempo los niños, a los que habíamos bautizado como la Descendencia por petición de Bryce, siempre estaban con alguno de nosotros o en nuestra mansión. Nunca estaban solos, estaban las veinticuatro horas vigilados con el terror de saber que sea quien fuere que estaba detrás de las siglas M.H., era capaz de hacerles algo para llegar a nosotros.
Sí, Jaden era mi talón de Aquiles, pero mis tres hijos era la forma definitiva de destruirme por completo.
Terminé de preparar todas las cosas que necesitábamos para la reunión de hoy, necesitábamos con urgencia adelantarnos a M.H., no podíamos permitirnos debilitarnos continuamente o nos tomarían por completo.
Y, como reina de la mafia, no iba a permitirlo.
Cerré la puerta detrás de mí, volviendo al jaleo que había montado en el gran salón, digno de una jauría de animales salvajes que por mucho que intentáramos relajar se nos hacía una misión imposible.
Escuché la puerta de entrada abrirse y mis tímpanos al borde de estallar. Giré la cabeza para ver a mi pequeña pelinegra sonriendo ampliamente.
- ¡Papi! - gritó Blair soltándose de Josh y abalanzándose sobre Jaden.
Ah, cierto, la niña de papá. Debería de volver a hablar con Jaden sobre consentirle todo, a lo que siempre me respondía con un: no puedo evitarlo. ¿Has visto la carita que pone?
- ¡Princesa! - exclamó él tirándose en el suelo mientras Blair lo escalaba.
- ¿Qué te dije sobre traer a la niña hiperactiva? - murmuré hacia Josh mientras miraba a mi esposo y a nuestra hija.
- ¿Tú sabes la serotonina que le da la puta Barbie? - me miró como si me hubieran salido dos cabezas.
- ¿Y para qué le pones la Barbie?
- Porque ya habíamos visto Iron Man cinco veces.- se encogió de hombros Ash pasando por el lado de su padre para mirarme.- Hola, tita.- sonrió ampliamente mientras me tendía el puño, como siempre que hacía cuando me veía.
- Ojitos bonitos.- le choqué el puño y él se sonrojó, yéndose hacia dónde estaba Kai.
Al fondo vi cómo entraba Bryce tendiéndole más bolas a Jayden y fruncí el ceño.
Escuché el sonido de una lata caerse hacia el suelo y a cierta rubia sonriendo maquiavélicamente.
Jayden estaba derribando las latas que Lenna se ponía en la cabeza.
- ¡Me toca! – gritó ella efusivamente cuando Jayden las derribó todas.
Miré a Bryce y se encogió de hombros.
ESTÁS LEYENDO
EL TRATO [BETRAYED #1]
RomanceBETRAYED #1 Gabriella, hija de mafiosos, pero sin ser consciente del peligroso y sucio trabajo de su padre, quien está en deuda con el mafioso más peligroso, el joven y pelinegro italiano; Jaden Hossler. Nadie se mete con él, y aquel que osa a hacer...