42: 𝓽𝓱𝓮 𝓗𝓸𝓼𝓼𝓵𝓮𝓻 𝓰𝓪𝓶𝓮

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JADEN
- Jad.- me llamó Gabriella.

- ¿Jad? ¿Desde cuándo me llamas así?-fruncí el ceño.

- Eso no es lo que importa ahora.- dijo rodando los ojos

Empiezo a pensar que esta mujer tiene una seria obsesión con hacer eso sabiendo que no me gusta.

- Yo iré a por ellas. Se van a arrepentir de haberse metido con Gabriella Hossler.- yo sonreí en cuanto mencionó el apellido.- ¿Qué? - preguntó como si tuviera algo en la cara.

- Nada.- seguí sonriendo.- Todas tuyas reina, yo también tengo alguien de quien ocuparme.

- ¡Que corra sangre! - gritó riendo mientras se alejaba.

Dios, esta mujer realmente estaba loca, pero te envuelve en ella de una forma que no puedes escapar, te vuelves adicto a ella.

Empecé a recorrer tranquilamente la discoteca, ya estaba vacía, ni siquiera me había dado cuenta cuándo la habían evacuado pero se que esos bastardos siguen aquí.
En alguna parte.

No tenía prisa alguna, al fin y al cabo, no había escapatoria.

*Flashback*

- Tengo una idea.- dijo cogiendo el cigarrillo que había encendido tras encerrar a Tayler en el sótano. Cogió humo y lo exhaló.

- Soy todo oídos.- respondí mirándola.

- Cerremos todas las salidas. Nadie de los suyos ha salido aún porque no dejarían a Tayler solo.

- Kio si se fue.- pensé.

- Bien, de él, nos encargaremos en la fiesta.- mostró una sonrisa de boca cerrada.

- Y probablemente Riley también.

- Más juegos para después. Ellos sin Tayler no son nada, solo reciben órdenes, en cuanto dejen de recibirlas, serán puros inútiles.

- ¿Desde cuándo lees a las personas?

- Desde que empecé a convivir contigo. Se aprenden cosas muy buenas, ¿sabes? - dijo esto último irónicamente y yo reí.- Vamos.-le dio una última calada al cigarrillo y lo tiró.- Tenemos cosas que hacer.

* Fin del flashback*

Estaba silbando mientras caminaba intentando encontrar a alguno de los bastardos, pero tenía a alguien concreto: Aquiles.

Oí un ruido al final del pasillo y también unos susurros así que seguí mi curso.

- Aquiles... ¿No crees que eres mayorcito para estar jugando al escondite?

Silencio.

Los susurros disminuyeron.

Llegué a la puerta de donde provenían y no había nadie, solo una ventana abierta.

Estúpidos.

- ¿Enserio crees que me puedes engañar? - reí.

Me di la vuelta y empecé a recorrer el resto de la sala.
Pude oír unos pasos alejándose, supuse que era él.

Bien, quiere jugar.

Juguemos.

Solo que en este juego, la única salida es la muerte.

Conocía la discoteca como la palma de mi mano y si mis cálculos no fallaban estaba en la sala contigua. El resto de las puertas de las habitaciones estaban abiertas y no creo que fuese tan estúpido de meterse en una de ellas, así que solo quedaba una, la única puerta que antes estaba cerrada y seguía así.
¿Intentando jugar con mi mente, eh?
Lástima que ni de eso seas capaz.

EL TRATO [BETRAYED #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora