12: 𝔂𝓸𝓾 𝓱𝓲𝓭𝓮 𝓪 𝓰𝓪𝓷𝓰𝓼𝓽𝓮𝓻 𝓲𝓷𝓼𝓲𝓭𝓮 𝔂𝓸𝓾

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GABRIELLA
- Trato hecho.- le respondí sonriente a escaso centímetros de su boca y le volví a besar.

Al despertarme, Jaden no estaba a mi lado, cosa que me extrañó porque anoche se quedó en mi cama.
Mis dudas se resolvieron cuando lo vi salir del baño con su pelo negro mojado y con una toalla alrededor de su cintura.
Me quedé observando cada tatuaje que tenía, le quedaban perfectos, es como si estuviesen hechos para él.

- No te quise despertar.- dijo cogiendo uno de sus trajes del armario.

- No importa. ¿A qué hora es la boda?

- Dentro de cuatro horas.

- Está bien.

- Voy a resolver unos asuntos, vuelvo dentro de poco.

- Jaden.

- ¿Sí? - dijo volviéndose antes de marcharse.

- La corbata. - le dije cogiéndola.

Me levanté y se la puse, ajustándosela.

- Bien visto mafiosa.- dijo poniendo sus manos en mi cintura y me besó.

- No te acostumbres Hossler.

- Tranquila, ya serás adicta a mi.- dijo guiñándome el ojo.- Por cierto, podrías estar todo el día en lencería.- dijo observándome sonriente de arriba a abajo.

- Pervertido.

- Todavía te faltan por saber las miles de cosas que se me ocurren.- me susurró apretándome el trasero y se marchó.

En cuanto se fue, desayuné, y tocaron a la puerta.

- Iré a ver señorita Gabriella.- me anunció Astrich y yo asentí.

- Hola querida Astrich.- saludó una mujer que no conocía.

- Señora Samantha, es un gusto verla de nuevo.- sonrió la mucama.

- Igualmente, ¿y la joven Hossler?

- Pase, la espera adentro.- respondió Astrich.

- Está bien.

Cuando la vi, me quedé sorprendida, era una mujer muy elegante, femenina y con mucho estilo. Era un poco mayor, pero se conservaba demasiado bien.

- ¡Buongiorno querida! - me saludó alegremente.

- Hola - respondí sonriente.

- Supongo que no sabes quién soy.- yo negué.

- Soy tu estilista, el señor Hossler me mandó para que esté lista para la boda de la señorita Lewis y el señor Johnson.

- Perfecto.

- Bien, comenzaremos con los vestidos.

Otras dos mujeres de la misma edad entraron con 3 vestidos realmente preciosos. Dos de ellos eran negros, uno largo por los hombros, ceñido al cuerpo y con una abertura en la pierna, el otro era corto, también con una abertura en la pierna que llevaba tiras con diamantes y de tirantes y el último, era blanco, con una abertura debajo del pecho. Me decidí por el segundo.

-Excelente elección joven.- me miró orgullosa.

Una vez vestida, Samatha y una de sus acompañantes se dispusieron a peinarme, y la otra mujer a maquillarme. Mi pelo estaba recogido en una coleta desenfadada y el maquillaje era espectacular.

- Quanto è bella giovane (que bella está joven).- alagó Samantha.

-

EL TRATO [BETRAYED #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora