EPÍLOGO

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Y todos vivieron felices y comieron perdices.
¿Qué? ¿Pensabas que la historia acababa aquí?
No, permíteme que te explique.

Después de coger el jet, Jaden y yo fuimos a seguir nuestros tratos en Los Ángeles, aunque no tardaríamos en volver a Silicia.

Él no actuaba sin contarme nada antes y yo no decidía nada sin consultarle nada antes.
Éramos dos piezas de un puzle, si uno fallaba en el puzle, este se desmontaba.

Cada vez que veía a aquel hombre matar, a aquel que llamo mi esposo, a aquel que es temido por toda una mafia de un país, a aquel que pude desmontar y averiguar en su interior como quien investiga un libro.

Me sentía feliz, orgullosa, contenta, completa.
Él me hacía sentir llena.
Me complementaba, me amaba, me apoyaba, me creía.
Fue la única persona que no me mintió en mi mundo compuesto por mentiras.

Quizás penséis que este amor es insano, algo tóxico y sin duda alguna, loco.
Y si, no os puedo debatir algo que es verdadero.
Pero, ¿sabéis qué?
Puede que una persona loca esté dispuesta a entregarte el mundo más que aquella que esté cuerda.
Porque la forma de amar de un loco y de un cuerdo es distinta.
El loco ama a su manera, es único, original y se abre a aquel que le comprende, a aquel que le entiende.
El cuerdo, sin embargo, te ama como todos lo hacen. Actúa como cualquier persona normal, y sí, puede ser bonito pero no original y aventurero como el loco.

El loco te bajará la luna si se lo pides, te hará vivir experiencias inolvidables por su locura y el normal, el normal te hará sentir una princesa de cuento, con hadas, un príncipe azul y una vida perfecta, aburrida.
Porque la perfección es aburrida y por eso no somos perfectos, porque si lo fuéramos, no existirían los locos.
Esos locos nos muestran lo malo y bueno de la historia.
Él no será tu caballero, el que te salve de una torre, él será el dragón con el que luches haciéndote ver que eres tú el caballero y que no necesita salvar a nadie, quizás a ti misma para evitar caer en la locura.

Y cuando caes, joder cuando caes no hay vuelta atrás.
Y se siente bien. Se siente bien porque has llegado a comprender al loco y lo que no tiene cordura, has llegado a comprender que ya no eres un caballero, eres la reina.
Has comprendido que ya no luchas sola contra el dragón, ahora luchas con él.
Sabes más que nunca que ya no es ese animal mitológico el que quemará tu mundo con su fuego, sino el que arderá el planeta si eso implica tenerte a salvo, porque para el loco, eres su tesoro, el más valioso y te cuidará aún sabiendo que puedes sola.
Ahora ese dragón te dirá su táctica de cómo hacer arder el planeta para que podáis quemarlo juntos.

En ese momento te das cuenta que ya no te queda cordura porque él se fue alimentando de ella para hacerte ver la realidad.
El normal te muestra lo bonito, te pintará el lado rosa de la historia adornado con pétalos.
El loco te muestra el lado oscuro, negro, solitario, doloroso y temeroso y cuando ya no hay cordura que valga, cuando ya has superado todos los límites, verás el rosa del loco.
Aprenderás a apreciar cada segundo, minuto, hora, día...
Ahora tu tiempo vale oro porque sabes vivir las aventuras del loco y no quieres que terminen.
Porque te sientes feliz de estar arriba por fin, de haber superado todo y poder gobernar ese tablero de ajedrez en el que combatían el normal y el no cuerdo.

Y por fin esa partida había terminado, porque ahora dos locos pudieron gobernar esa partida.
Un rey y una reina.

Ese era nuestro amor.
Una lucha entre un loco y una cuerda que vivió engañada toda su vida.
El loco le mostró la realidad y le permitió descubrirle.
La cuerda le enseñó todo el amor de un normal.
El loco le mostró el negro, el miedo de perderle.
La cuerda le mostró el rosa, el poder de ser amado.
Y cuando se juntaron, entendieron que eran un equipo donde si uno le fallaba perdían la partida.
Esa fue nuestra lucha, nuestra partida de ajedrez.

EL TRATO [BETRAYED #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora