II.

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Finalmente, la luz se hace más cerca.
No hay vuelta atrás, corre con todas tus fuerzas

A MILLION MEN


La luz en su habitación se apagaba a medida que ella se tranquilizaba, todo a su alrededor se detuvo por un momento antes de que un gran ruido se escuchará por todo el edificio provocando a más de un hombre aturdido. Para los hombres más cercanos no les fue tan bien, frente a ella un guardia cayó y gracias a ello Mei tomó sus llaves.

Con su corazón latiendo a mil por hora decidió correr lo mas rápido que sus piernas lo permitían aprovechando la inconsciencia de la mayoría de guardias.
Un ruido alto llamó su atención provocando que su cabeza doliera.

-¡Detente ahí zorra!

Todo a su alrededor se detuvo por 8 segundos permitiéndole entrar en una de las grandes habitaciones del lugar. Entro en un salón grande, no encontraba puertas solo un gran ventanal que llevaba a un jardín delantero.

Los pasos de los guardias se hacían cada vez más fuertes hasta que la puerta era abierta lentamente, un bastón se escuchó golpear el piso de cuarzo. Un hombre alto, gordo y con traje hizo presencia en la sala logrando que Mei se tensara.

-Linda, ¿quién te dio permiso de salir de tu habitación?

Ese hombre le repugnaba y a la vez le ejercía miedo. No dijo nada y el ante esta situación comenzó a caminar lentamente hacía Mei, mientras ella por su parte retrocedía acercándose al gran ventanal.

-Eres una muy mala niña, tu padre te ha dado todo y tu quieres escapar... parece ser que no eres más que una cerda mal agradecida.

Mei se encontraba en su límite, observo la luz que reflejaba el gran ventanal y sin miedo se lanzó hacía el.

Cayó sobre unos arbustos que amortiguaron su caída. El tiempo se volvió a detener y con esto sus pisadas se aceleraban cada vez más.

No había vuelta atrás y ella lo sabía, manipulando el tiempo logro hacer que los guardias en la entrada se congelaran y ella corriera a través de ellos.

Por fin era libre, sus pies tocaban el pasto y eso le provocó una sensación agradable.

Con sus grandes ojos observó aquella vista que tanto esperó.

"La ciudad es tan hermosa como lo pensé"

Jamás pensó que ese momento sucedería, las calles a su alrededor, el sonido de autos y gente caminando a su alrededor, todo parecía ser un sueño.
Corrió lo mas lejos que sus piernas le permitieron hasta llegar al centro de la ciudad, la gente de la ciudad mantenía sus ojos sobre ella debido a los hematomas que se observaban en su cuerpo cubierto por solo un corto vestido blanco.

No entendía el porqué de la mirada de las personas, pero le daba miedo lo que pensarán de ella y lo que fueran a hacerle. Aunque ya estaba acostumbrada a este horrible mundo.
Tenía un objetivo claro, entrar en el examen del cazador ese mismo día pues lo había escuchado de uno de los guardias.

Sin más se encamino hacía el lugar de la reunión, ella había escuchado ya hace tiempo de los cazadores, con la licencia podría comprarse todo lo que quisiera, tener una vida, por suerte aquel guardia conocía bien la dirección y no se le dificulto llegar a ella, sus sentidos estaban más desarrollados que cualquier otro y por ende sentía la presencia del guardia de quien escucho tan valiosa información.

Al llegar al examen observo como tres chicos entraban en una cafetería y los siguió aún bajo la atenta mirada de los ciudadanos.

Escucho como decían una frase y Mei dijo lo mismo, encaminándose al mismo elevador que ellos.
Los tres jóvenes por su parte se dedicaron a observarla, sus hematomas se veían dolorosos y tenía marcas en su cuello, cosa que no paso desapercibida por ninguno.

Al bajar por el elevador ella salió lentamente como si de un animal en cautiverio se tratase, los tres jóvenes no se podían imaginar que clase de cosas había pasado aquella chica.

Una pequeña persona de color verde se acercó a ella indicandole que no perdiera su número de placa 406.

-Este... ¿disculpa? - un pequeño niño se acerco a ella y tocó su hombro ligeramente asustandola - ¡Oh lo siento! No quería asustarte.

-Gon, no hables con ella, parece que escapó de una cárcel.

-¡Pero Leorio! Ella esta herida.

-Gon tiene razón Leorio, además- miro brevemente su cuerpo- No parece estar en las mejores condiciones.

Mei observaba todo atónita, era la segunda vez que alguien se preocupaba por su pequeño cuerpo.

-Este... ¿Cómo te llamas? ¡Yo soy Gon Freecss!

-Mei- ella volteó a ver a los otros dos chicos.

-Kurapika.

-Leorio.

A pesar de la actitud cortante de Leorio, Kurapika y Gon le brindaron una dulce sonrisa, el menor aunque fuera pequeño podía reconocer a kilómetros el mal estado de la chica.
Mientras Kurapika desde una perspectiva diferente se encontraba un poco enojado, no solo por los golpes que tenía esa chica, sino también por algunos chupetones que se observaban en su blanquecino cuello.

-¿Oye no tienes frío? - Gon le preguntó a lo que ella asintió- Mí ropa no te quedará, pero si quieres puedo prestarte mi sueter.

Antes de que ella asintiera sintió como una prenda cubría su pequeño desprotegido cuerpo.

-La ropa de Gon te quedará pequeña, usa la mía.

A ella le agradaba el olor que desprendía aquella prenda de color azul, esta le quedaba un poco grande y por ende cubría su clavícula y parte inferior de sus piernas.

Después de un pequeño show dado por un arlequín de extraño cabello, ella aplaudió al pensar que en verdad se trataba de magia, cosa que sorprendio al arlequín causandole una gran sonrisa.

Al final de la espera un hombre de largos brazos y piernas se presento ante ellos.


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We Are One - KurapikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora