E§pecial

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Por favor, no me dejes solo, esto me duele tanto.

BLUE & GRAY

Después de cierto periodo de tiempo las personas van cambiando, no importa cuanto trates de evitarlo pues siempre será así. Los humanos son tan complejos que de la noche a la mañana pueden tomar algo contra ti o tener afecto a tú persona.

Llevaban dos meses saliendo y ninguno había dado un paso más en la relación. Era algo complicado para los dos pues uno estaba demasiado ocupado y la otra estaba tomando cursos de crianza en niños.

Kurapika a veces llegaba tarde al hotel donde se hospedaban y para Mei esto era un poco triste, no quería criar sola a un niño de apenas un año y medio. Aún no entendía muchas cosas y eso le asustaba, no quería malcriar a su pequeño.

Ella quería ser feliz y poder sonreir junto con Kurapika pero parece que el se centraba más en la venganza que en su futuro hijo y esposa. A veces ella se preguntaba si el estaría con otra mujer, después de todo ella seguía tratando de amarse a si misma y aún no se creía suficiente para Kurapika.

El era un Sol, era su constelación preferida entre todas las galaxias y su necesidad por ser querida solo él y sus mejores amigos la saciaban. Llego incluso a llamarle a Leorio para poder ahogar sus penas en un poco de alcohol.

-Y entonces yo le dije "¿Qué acaso alguien pidió tu opinión?"... hip... y el... el me dijo... no se que me dijo.

-¿No tuviste miedo? Es un hombre peligroso.

-Nah, nadie da mas miedo que Kurapika cuando se enoja.

-¿Se a enojado contigo?

-Nop... el me ama... creo... - de repente empezó a llorar intensamente.

-¿Qué? ¿Qué pasa Mei?

-Liorioooooo...

-¡Leorio! Da igual ¿qué pasa?

-Kura... eso pasa... él ya no me quiere... waaaaa.

Se volvió un mar de lágrimas en un segundo, Leorio no sabía que hacer.

-¡Él ya no me ama! Soy fea y mi cuerpo es horrible... estoy sucia y él limpio...

Comenzó a decir cosas sin sentido hasta que de un momento a otro tomó un celular y llamó a Kurapika.

-¿Mei?

-Ella comenzó a llorar desconsoladamente- Kurapika ¿Por qué?

-¿Mei estas llorando? ¿Qué paso?

-¿Por qué ya no me quieres? ¡No quiero que me dejes sola! ¡Me duele mucho! No quiero que seas igual a ellos.

-¿De que hablas Mei? Linda yo...

-¡No! Se que no me amas y lo entiehsjwuq...

-¿Hola Mei?

-Perdón Kurapika, soy Leorio... creó que deberías venir por ella.

-¡No entiendo que pasa! ¿Tú la emborrachaste?

-¡No, yo solo...!

-Leorio... estas muerto.

Después de eso Leorio se retiro encerrando a Mei de tal forma que no hiciera una locura. Mientras tanto Kurapika salió de su trabajo a pesar de que eso estaba prohibido, era más importante su novia he hijo.

Al momento de llegar encontró la puerta cerrada y las luces apagadas, esto le preocupó debido a que no escucho ningún ruido, al encerder la luz encontro en una esquina a Mei hecha bolita cubierta por sabanas del hotel.

‐¿Mei?

Ella se tensó, más no dijo nada.

-¿Linda que sucede?

-No pasa nada- dijo en un susurro.

-¿Y Pairo?

-Esta con Killua.

-¿Y tú? ¿Estas bien?

-Kura... tú... ¿me vas a abandonar?

-¿Qué?

-Yo... cada vez siento que te alejas más de mí... me siento sola... nunca... nunca estas en casa, nunca estas con Pairo ni conmigo... no quiero que nos abandones.

A pesar de la tranquilidad con la que Mei hablaba, su voz sonaba como un susurro roto. Kurapika entendió que ella quisiera su aprecio, entendió que tenía poco tiempo para convivir con ella y entendía que se sintiera de esa forma.

-Mei, lo lamentó no entendí tus sentimientos y te hice sentir mal, para mi eres única y nunca, creeme ¡Nunca! te dejaría sola.

Con esas pocas palabras Mei por primera vez volteó a verlo a los ojos, en el momento en el que conectaron los dos sintieron esa chispa. Mei quitó las sábanas encima de ella y se acerco a Kurapika lentamente, colocó sus brazos sobre sus hombros y lo besó lentamente.

Sus besos eran la cosas más dulce que a probado, podía besarlo durante mucho tiempo y seguiría disfrutandolo tanto como la primera vez. Kurapika sonrió en el beso y coloco sus manos en su cintura. Los besos de Kurapika nunca fueron lujuriosos ni salvajes, la trataba tan delicadamente como una chica de cristal, y sus labios unidos mostraban nada más que un tierno y meloso compas.

We Are One - KurapikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora