XXV.

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Mei camino sin lograr ver ni encontrar nada a su al rededor, estaba un poco temerosa antes la situación en la que se encontraba, después de todo no estaba acostumbrada a el mundo exterior y menos estando sola.
Sin embargo antes de seguir caminando sintió como una mano la tomaba del brazo y al voltear observo a su compañero Haru.

—Tranquila soy yo... parece que nos separamos todos.

—Tú también... ¿eres de verdad Haru?

—¿De que...? Oh comprendo, parece que no soy el único al que le mostraron una ilusión... este lugar es más peligroso al no saber que es real o no supongo que es por la maldición, será mejor si no nos separamos ¿de acuerdo? No sueltes mi mano.

Mei solo asintió y tomo la mano de de Haru y caminaron en busqueda de Ryu o de algún tesoro en particular.

—Mira esto Mei... es hermoso, parecen ser runas de los antiguos habitantes, es probable que con esto traten de llevarnos a algún tesoro o bien... a una trampa, pero es nuestro trabajo conseguir un buen tesoro ¿estas conmigo Mei?

—De acuerdo... vayamos.

Asintieron a la vez y con cuidado caminaron hacía donde indicaban algunas runas.

—Mi Nen me permite saber quien hizo alguna obra o artefacto, en este caso me permite saber a donde se dirigió aquel que escribió la runa, lo llamó psicometría, perfecto para un cazador de tesoros ¿no?

Mientras más se acercaban a el lugar más luces había, mientras que el camino anterior era oscuro este era claro y cada vez brillaba más y más.
Al entrar mas a fondo detrás de unos árboles todo se encontraba de pronto en un lugar calido y colorido, pareciera que quienes vivian ahí solo lo hacían en paz y armonía.
El lugar a pesar de estar abandonado parecía igual de colorido que antes, era hermoso el solo ver las estructuras y casas de la zona.

—Parece que logramos entrar... tal vez lo de antes era una prueba para saber quiénes podían entrar.

—Sí... creo que ya podremos llevarnos lo que pidieron.

—Será mejor no separarnos, el lugar es inmenso y podríamos perdernos, no sueltes mi mano por nada del mundo ¿de acuerdo Mei?

Ella solo asintió, mientras cada uno caminaba al mismo paso que el otro la ciudad se veía cada vez más, ambos se dirigía a lo que parecía ser una iglesia gigante a lado de una estatua de piedra.
El camino era más corto hasta lograr entrar en la iglesia cuya estructura interna era hermosa, espaciosa y llena de vida.

—Todo parece estar intacto, la misma maldición pudo haber ayudado a que las estructuras no cayeran... ¡Mira Mei! Parece ser un jarrón tallado a mano con ayuda del Nen... ¡Oh Dios! Mira esta belleza.

Ante la reacción de Haru, Mei mostro una amable sonrisa, el le recordaba un poco a Gon en su manera de expresarse. Haru tomaba algunas reliquias y ayudaba a Mei a elegir las mejores para la recompensa, sin embargo todo de pronto comenzó a temblar y por la entrada aquella estructura de fuera entraba a una velocidad inhumana.

—¡¿Quiénes osan interrumpir en mi guarida?! Impostores que se atrevan a irrumpir en nuestros templos merecen la muerte inmediata.

—¡Corre Mei!

Haru soltó su mano sin querer y se adelantó a la entrada sin darse cuenta que Mei quedó más atras de el siendo atrapada por la mano gigante de aquel guardián.

—No eres más que una niña humana... con un ser dentro tuyo no deberías de arriesgarte tanto.

—Suelte... por favor sueltame.

—Ni siquiera te esfuerzas en ser hostil, no tienes madera de ser cazadora, verás niña muchos cazadores se han atrevido a entrar al gran santuario ¡sin éxito! A pesar de todo siguen intentando entrar, cazadores de tesoros que solo quieren el dinero para gastarlo en estupideces humanas ¡ningún hombre o mujer humana merece tener estas reliquias! Solo las usarán para gastar dinero hasta que se quedarán vacíos por dentro, quedarán solos por siempre... ellos no merecen el dinero si quieren hacer tales atrocidades.

—Yo no... solo quiero ayudar a Kurapika con el dinero.

—¿Y después qué? ¿Lo ayudarás en su venganza?

—¿Cómo lo...?

—¡La venganza no es más que un pecado! Debes perdonar a los que te dañan.

—¡¿Y como se supone que lo haga?! Ellos mataron a todos los que Kurapika una vez amó... y ellos solo me lastimaron... ¿Cómo se supone que los perdone?

—Niña... es cierto que ningún hombre que te hizo aquello merece tú perdón, pero si sigues el camino de la venganza jamás terminarás bien, jamás terminarás siendo feliz.

—¿Y entonces que debo hacer? Ellos arruinaron mi vida y a mis amigos.

—Entonces vuelvete poderosa, tan poderosa que puedas proteger a quienes lastimaron, tan fuerte que puedas hacer justicia por tus amigos y tan valiente que jamás pierdas la razón por tu venganza.

—¿Justicia? ¿Te refieres a castigarlos?

—¡Exacto! Has que paguen de la misma manera que tú pagaste... pero jamás te dejes corromper o seas igual a ellos... debería matarte ahora mismos después de entrar en este lugar, pero tú alma brilla tan hermosamente que es inevitable querer dejarte ir niña.

—¿Cómo es que brilla? Se supone que estoy sucia.

—¡No digas tonterías! No estas sucia por aquello que te hicieron, ahora eres libre y puedes hacer lo que desees.

—¿Me dejará ir... sin pelear?

—Eres la primer que entra con desiciones buenas, no mereces ser expulsada de este lugar.

—Gracias... ¿puedes dejar ir a Haru?

—¿Te refieres a ese chico?

Cuándo Mei volteó a ver donde apuntaba el gigante observo como Haru trataba de pasar una barrera en la entrada de la iglesia.

—¡Deja ir a Mei maldita estructura con patas!

—Esta bien lo dejaré libre solo porque no te abandonó.

—Gracias...

Antes de que siguiera hablando Mei fue lanzada con fuerza fuera del recinto.
Antes de tocar el piso esta amortiguo la caída con Nen.

—¡No se atrevan a volver!

La estructura dejó unos cuantos anillos y joyas en las afueras del edificio y con fuerza cerró la entrada.

—¿Estas bien Mei?

Haru buscaba alguna herida en su cuerpo sin encontrar ninguna.

Lo estoy... vámonos de aquí... quiero volver con él.

—Sí, yo igual quiero volver.

Caminaron sin más imprevistos hacía la salida, pronto amaneceria y los rayos del Sol entrarían por los árboles, ambos seguían tomados de la mano hasta llegar a las afueras del territorio donde solo encontraron a un hombre más aunque este estaba moribundo.

—¡Felicitaciones! Su recompensa será enviada a su cuenta o si lo prefieren les daremos el efectivo, además por traer joyas de más les pagaré extra.

—Solo a Mei por favor -habló Haru- Ella fue la que las encontró.

—De acuerdo, Mei se le serán otorgandos sesenta millones más.

Mientras que a Mei se le dio en efectivo Haru pidió que fuera en su tarjeta. Era momento de despedirse y Haru le dio su número para poder comunicarse en caso de tener algún trabajo que requiera su ayuda.
Mei se dirigía hacía el bosque dónde ambos entrenaron pues fue donde acordaron verse, sin esperarse que un gran dolor en el vientre de Mei surgiera a mitad del camino.

We Are One - KurapikaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora