《Tal vez no estaba lista para el mundo exterior, años encerrada me dejo sin la habilidad de saber que es bueno o malo》
Una chica sin algún futuro, decide tomar el examen del cazador con solo un objetivo:
-Poder mantener a su hijo-
○La obra de Hunter...
"Lo que ocurre en este capítulo puede ser sensible para algunas personas, se recomienda discreción"
Mei se dirigió a otro lugar con aquel chico.
¿Recuerdan el chico al que Mei siguió para llegar al examen?
Este fue quien apareció tras observarla de lejos en el primer examen, fue fácil para el esperarla en la salida del examen. Este chico fue guardia de la celda de Mei por lo que siempre que escuchaba sus gemidos este tendía a excitarse de gran manera, no le importaba la mercancía pero esa pequeña chica era la mejor en la cama, la más hermosa en rostro y la más buena moviéndose.
Muchos hombres querían con ella, incluyendo a los guardias del lugar dónde una vez estuvo.
—Vamos Mei~, solo tienes que acostarte una vez conmigo y el jefe no se enterará de esto.
La menor con los ojos perdidos se limitó a seguirlo, si se tardaba seguramente sus amigos pensarían que ya se había ido y podría perderlos de vista, a pesar de querer ir con ellos a por Killua seguramente no la esperarían.
Entraron en una habitación cerca de la sede, parecía haber varios hoteles cerca de esta por lo que no fue difícil para el guardia alquilar una. La menor retiró la playera que tenía puesta, esta fue dada por el presidente Netero después de ver que tenía puesta la camisa de uno de sus amigos. Se recostó en la cama aún con ese hombre en la puerta, comenzó a desnudarse frente a el, estaba mas que acostumbrada a este trabajo y ella no era alguien que quisiera matar al otro.
El mayor comenzó a quitarse la ropa aún con una asquerosa sonrisa en su rostro, con fervor se lamió los labios pensando en la suerte que tenía al acostarse con tal chica tan deseable.
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Este tomó el mentón de la menor con fuerza y la beso con lascividad, la menor que estaba desnuda solo cerró los ojos volviendo a su forma falsa nuevamente.
—Abre las piernas y... tócate.
Ante lo dicho por el mayor esta lo hizo, después de comenzar a frotarse la puerta fue abierta bruscamente, de este emergieron tres figuras masculinas.
A Mei no le importaba mucho que alguien la viera en ese estado pues siempre fue algo normal para ella.
En tal posición en la que se encontraba fue que Leorio y Kurapika entraron a la habitación después de que le ordenaran a Gon quedarse en la entrada.
—¿Son tus amigos? Diles que no te estaba haciendo nada preciosa.
