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Llegué a la constructora y al entrar me dirigí hasta el puesto de trabajo de Emma, la recepcionista.
—Buenos días —rápidamente volteó a verme al escuchar mi voz.
—Oh, buenos días licenciada Kranz —me entregó una carpeta de documentos—. El señor Ackerman la espera en su oficina.
—Bien, muchas gracias.
Le dediqué una sonrisa a la chica y tomé aquellos documentos para seguir mi camino hacia el ascensor donde me crucé con uno de los hombres bajo mi cargo.
—Buenos días, licenciada —saludó algo coqueto.
—Buenos días Brossard —le contesté con algo de molestia.
No podía evitar sentirme fastidiada con su sola presencia. Auruo era un buen empleado y hacía su trabajo a la perfección, pero su personalidad era odiosa, aunque básicamente era una copia barata de Levi, añadiéndole que era aún más odioso por sus coqueteos y miradas discretas a mis piernas.
Chico, consíguete una novia o vete al diablo.
Al entrar al ascensor, él se acomodó ligeramente detrás de mí y no pude evitar bufar con frustración. Sentía su respiración en mi oreja pero nunca me tocó o algo por el estilo. De todas formas debía estar prevenida y alerta.
