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Me sentía bastante expuesta, por fuera podía lucir normal pero por dentro estaba que me moría. No hubo ningún inconveniente de camino a la empresa, lo difícil fue al llegar. Me encontré con Levi justo en la entrada, me sonrió con cinismo y me permitió pasar primero.
—Buenos días, licenciada Kranz —saludó una vez que comenzamos a caminar hacia el ascensor.
—Buenos días, arquitecto A...
No pude continuar con lo que estaba diciendo pues una ligera vibración en mi ropa interior se hizo presente. Tuve que morder mis labios discretamente para evitar hacer algún sonido.
El tiempo parecía detenerse, todo a mi alrededor se veía en cámara lenta. Los empleados saludaban a Levi y algunos pocos me dedicaban una sonrisa, no podía ser grosera con ellos así que sonreía de lado con incomodidad.
La sensación en mi entrepierna estaba comenzando a causar efecto en mí, pero no podía hacer gesto alguno pues se darían cuenta. Aquel aparato estaba en sus primeros niveles y eso significaba que el juego estaba iniciando.
Trataba de actuar normal y al parecer lo había logrado pues nadie me miraba extrañado o confundido, así que simplemente seguí caminando hasta el elevador sin decir ninguna palabra.
Las puertas del ascensor se abrieron, afortunadamente nadie más parecía subir junto a nosotros así que al entrar y al ver las puertas cerrarse dejé salir todo el aire que había en mis pulmones. Además, aquella vibración cesó haciéndome sentir aliviada.
