ʿ𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟓𝟔ʾ

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Ninguno de los dos hablaba, estábamos en total silencio

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Ninguno de los dos hablaba, estábamos en total silencio. Yo conducía pues me preocupaba que él lo hiciera ya que lo había notado distraído desde el día anterior en el hospital y no quería que eso provocara otro accidente.

Él miraba por la ventana, ausente a la realidad. Ni siquiera parecía respirar y apenas parpadeaba.

—¿Porco? —Le llamé pero no respondía—. Porco...

Lentamente volteó a verme, ni siquiera se dio cuenta que ya habíamos llegado.

—Ya llegamos —avisé.

Él suspiró y bajamos del auto. Estaba tan abatido, se le notaba hasta en la forma de caminar, estaba en su mundo, ausente de todo, suponía que hasta de él mismo. Como si fuera un muerto viviente.

Entramos a la capilla, era una sensación que odiaba con el alma. Recordé la primera y última vez que estuve en un funeral; la muerte de la señora Kuchel había sido muy dolorosa para mí y era algo que no quería volver a repetir. Lamentablemente volvía a estar en el mismo lugar.

Porco ni siquiera volteó a ver a nadie, pasó frente a las pocas personas sin prestarles atención y se dirigió hacia el féretro donde estaba una mujer al costado.

Lo seguí por detrás, era su prometida y no podía dejarlo sólo y menos en ese momento. Además debía dejar las flores para Petra cerca del ataúd.

—Tía... —Se dirigió a la mujer.

—Porco... —Volteó a verlo y rápidamente lo abrazó.

Se quedaron por varios minutos así mientras ella lloraba en el pecho de Porco. Más que incomodidad, sentí pena y pesar por la mujer. Perder un hijo no debe ser nada fácil.

Una vez que se separaron, la mayor me miró.

—Ella es Charisse Kranz, mi prometida —Porco me presentó—. Mi tía, Angeline Ral.

—Lo siento, señora. Es una pena que tengamos que conocernos en estas circunstancias.

—Lo sé... —Volteó hacia el féretro—. Ella no merecía irse, no cuando... —Ni siquiera pudo continuar su oración pues comenzó a llorar otra vez.

𝐓𝐎𝐃𝐎 𝐂𝐀𝐌𝐁𝐈𝐎́  ━━𝑳𝒆𝒗𝒊 𝑨𝒄𝒌𝒆𝒓𝒎𝒂𝒏. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora