¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pasaron un par de semanas, había quedado con Levi de vernos en un lugar específico pero esa vez no me fui en mi auto sino que pedí un taxi, este me llevó a un parque a treinta minutos del departamento.
Me sentía totalmente nerviosa, en mi cabeza habían miles de pensamientos y no sabía a cuál ponerle atención pues todos me abrumaban, ni en mi mente podía estar segura.
Bajé de aquel taxi y pagué. Voltee a mi alrededor, el tiempo parecía ir normal, el ambiente era tranquilo, la risa de los niños en los juegos le daba ese toque de diversión, todos estaban felices, jugando, nada parecía estar mal en sus vidas.
"Ojalá yo pudiera estar así de alegre".
Mientras miraba, mi vista se posó en el hombre que me estaba esperando. Se encontraba afuera de su auto, recargado sobre la puerta del copiloto fumándose un cigarrillo.
Me acerqué a él tratando de parecer tranquila pero por dentro moría de nervios.
Él, al girar su rostro y verme, tiró el cilindro y lo pisó para apagarlo. Su bella y reservada sonrisa me sacudió los sentidos, no podía creer que yo era la causante de ello.
—Te ves hermosa —dijo al momento de pararme frente a él.
Ni siquiera supe qué contestar, solamente le sonreí y cambié de tema.
—Te cité porque tengo que hablar contigo.
Su sonrisa desapareció pero no se mostró molesto sino confundido y preocupado.
—¿Está todo bien?
—Sí —rápidamente asentí—. Ven...
Comencé a caminar en dirección hacia una parte solitaria del parque donde se encontraban varias bancas.
Ambos íbamos en silencio, probablemente él estaba callado esperando a que fuera yo la que hablara primero. Y así fue.
Al llegar a una de las bancas tomamos asiento, miré al cielo y suspiré esperando encontrar las palabras adecuadas.
