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Sentada en el balcón de su departamento, lamentándose por el pasado. Así es, era algo que nunca había podido enterrar y seguía doliéndole igual que antes.
Todos la veían como una chica fuerte, pero era una carcasa que ella se había creado para evitar ser lastimada otra vez, pero no sirvió de mucho, pues volvía a ser lastimada por la misma persona una vez más.
Desde que tuvo aquella conversación con Levi en la oficina, no había dejado de llorar al llegar a casa cada día. Estaba dolida, no podía evitar sentirse así. Tampoco había vuelto a hablar con él, a pesar de trabajar en su constructora, no había tenido la fortaleza para hacerle frente así que simplemente lo evitaba a toda costa.
Tres de sus amigas le acompañaban en su soledad, Nanaba se encontraba sentada frente a ella, Mikasa a un lado y Hanji del otro. Las tres mujeres solamente la veían llorar, no sabían qué hacer al respecto. La menor de las cuatro no había dicho palabra alguna desde que llegaron a verla, simplemente se sentaron sin decir nada y esperaron a que se tranquilizara, algo que no sucedía aún.
—Charissie... —Hanji le llamó con voz suave pero no recibió ninguna respuesta—. Necesitamos saber qué tienes para poder ayudarte.
—No les pedí que vinieran —contestó por fin, con la voz ronca de tanto llorar.
