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Todo el día me la había pasado de compras pues debía hacer la despensa y Porco me había acompañado. También hicimos algunas paradas más; en la tienda de mascotas pues debíamos comprar comida para el gato, en la tintorería para recoger la ropa que comúnmente usaba en la oficina; y varios lugares más a los que debíamos ir.
—Nathaniel me preguntó que cuándo irías a visitarlo —comentó sin voltear a verme pues estaba frente al volante conduciendo.
—Sí, el señor Ackerman me dijo lo mismo —lo miré de lado—. ¿Qué te parece si vamos mañana?
—De acuerdo, le avisaré a Petra.
Asentí y continuamos en silencio lo que restaba de camino.
Llegamos a mi departamento y bajamos las bolsas de compras para entrar al edificio y saludar al portero. El ascensor nos llevó hasta mi piso y caminamos por el pasillo para adentrarnos al departamento.
—¿Cuándo te irás a vivir conmigo? —Me preguntó dejando las cosas sobre la mesa del comedor.
—Ya te he dicho que odio a tus vecinos, Alex a veces es insoportable. Está bien para mí verlo una o dos veces a la semana, pero no todos los días —me quejé.
—Sí, eso me ha quedado claro desde el principio.
—¿Y por qué no te vienes tú a vivir conmigo? —Arqueé una ceja.
