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Caminando de nuevo entre lo verde del bosque, Eunji miraba a cada minuto el hogar que dejaba atrás para ir al encuentro de un desconocido que la llevara con otro desconocido más sin saber siquiera las intenciones que el peliazul tenía. Quería mantenerse positiva, pero en situaciones como esta nadie podría pensar positivamente.

Después de unos minutos andando, el chico que conoció ayer se encontraba esperándola en el mismo lugar donde todo sucedió. Beomgyu la miro con un ladeo de cabeza hacia abajo como saludo mientras ella alzaba su mano para igualmente saludar.

―Choi Beomgyu, diría que es un gusto conocerte, pero en la situación en la cual nos encontramos los dos no es una bonita manera de que dos personas se conozcan. ―ella estaba totalmente de acuerdo.

―Choi Eunji, ¿a dónde me llevaras? ―fue una pregunta sin respuesta.

―Si quieres hablar durante el corto viaje que nos espera puedes hacerlo. Si quieres mantenerte callada igualmente puedes hacerlo, no te obligare a hablar sino quieres. ―desamarro las riendas de los dos caballos atados a los árboles.

―No se montar un caballo. ―el castaño solo la miro―. ¿Qué? Nunca fui buena con los caballos.

―Iré a tu lado, no te preocupes, es sencillo. ―se miraron por escasos segundos hasta que ella acepto.

Con permiso de ella Beomgyu puso ambas manos en su cintura para ayudarle a subir al caballo, acomodo las riendas para que Eunji las tomara, él monto su caballo y juntándose con ella comenzaron el viaje a ese lugar misterioso.

Recordaba cuando andaba con su padre en el caballo por todo el bosque, nunca tuvo tiempo de enseñarle además de que su mamá le decía que era peligroso para una niña de apenas ocho años así que tuvo que esperar un poco más. Una espera que se hizo eterna ya que sus obligaciones como hermana mayor habían llegado sin contar sus responsabilidades como estudiante.

Aunque el camino no era silencioso, era incómodo. No habían salido de las típicas preguntas para iniciar una conversación así que Eunji quiso preguntar acerca de Yeonjun, cosa que no fue posible ya que Beomgyu detuvo el andar de los dos caballos al estar frente a su destino.

Una mansión antigua se situaba frente a sus ojos, no estaba en ruinas, pero tampoco estaba bien cuidada. Había unas escaleras de piedra que se unían con el pasillo del enorme jardín y cuatro árboles de encino a cada lado le adornaban. El ocaso ayudaba a que tuviera un aspecto de película, pero no quería opinar solo por lo que había visto.

Al acercarse más pudo notar dos gárgolas: una a cada lado de la entrada principal, las luces encendidas del primer nivel mientras que el nivel dos estaba en completa oscuridad. Unas puertas rechinaron y ambos jóvenes miraron hacia arriba; en el balcón de la habitación principal estaba Yeonjun con su peculiar capa y una expresión facial que dejaba a pensar mucho.

― ¿Nos estaba esperando? ―pregunto Eunji volteando a ver al castaño y éste asintió.

Cuando entró, el panorama cambió. Por dentro se notaba más cuidada, las pinturas barrocas daban una especie de toque demasiado antiguo a pesar de estar en medio del bosque escondida. Daba esa sensación de estar como en el castillo de la Bella y la Bestia.

Los pasos de Yeonjun se dejaron escuchar en las escaleras que conectaban al segundo nivel, Eunji lo miro notando un porte de soberbia y egocentrismo, unos ojos que desprendían oscuridad pero que eran bastante tentadores, una mirada inexpresiva se ceñía sobre él y unos pensamientos que no se podían clasificar ni buenos ni malos invadían su mente.

Era todo un enigma que quería recorrer por sí misma.

Tal vez una caja de pandora llena secretos los cuales quería conocer.

―Bienvenida a tu nuevo hogar, querida. ―una sonrisa ladina se dibujó en su rostro provocando que Beomgyu negara.

Mientras que el castaño consideraba un idiotaa su hermano mayor, Eunji estaba haciéndose decenas de preguntas que con el tiempo serían contestadas.

ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora