ᴠᴇɴᴛɪɴᴏᴠᴇ

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Beomgyu subió corriendo las escaleras de la mansión al llegar, abrió la puerta de la habitación de Yeonjun abruptamente y acercándose a él, se arrodillo en el piso para quedar a la altura de la cama mirando a su hermano quien ni siquiera podía moverse.

― ¿No vino verdad? ―el de cabello castaño negó a la pregunta de Yeonjun.

―No me creyó lo que le dije. ―le respondió.

Un grito de dolor desgarrador salió de la boca de Yeonjun y el menor agacho su mirada porque no sabía qué hacer.

―Tampoco es su obligación venir. ―sonrió muy apenas.

―La tienen encerrada en una mentira, tenemos que salvarla. ―le respondió, pero sabía que Yeonjun se negaría.

Yunho miro a Beomgyu cuando éste le miro también, el más alto no se había movido de allí porque el castaño se lo pidió. No podía controlar a Yeonjun como él lo hacía, pero tampoco lo dejaría solo.

Yeonjun se estaba dejando morir, él podía impedir que su forma lobo no saliera todas las noches, pero esa prohibición tenía un precio. Él podía impedirse a sí mismo la necesidad de sangre y carne, pero también esa prohibición tenía un precio. El ahora pelinegro no se estaba dando cuenta que estaba pagando ambos precios al mismo tiempo y de una manera en la que después, si se arrepiente, ya no habrá manera de salvarlo.

Su piel estaba perdiendo su color natural, sus labios estaban resecos, no podía levantarse sino era con ayuda de Beomgyu, ninguna comida podía digerir, todo lo vomitaba y el menor no sabía que hacer siquiera para ayudarlo. Solo estaba con las palabras que su hermano le decía a cada rato: déjame morir en paz.

― ¿Qué harás? ―le pregunto Yunho ya al estar fuera de la habitación.

―No tengo idea, ―se abrazó a si mismo mirando por la ventana―, no quiero perder a la única familia que me queda.

―Yeonjun se está dejando morir, se está entregando a los brazos de la muerte y no debe hacerlo, debemos hacer algo para salvarlo de su perdición. ―pero ninguno de los dos tenía idea alguna.

¿Cómo era posible que Yeonjun le estuviese pidiendo eso a Beomgyu? Él no era capaz de dejar a su suerte a su familia, solamente tenía al pelinegro a su lado y si lo perdía no estaba seguro que sería de su vida. Lucharía, pero ¿contra qué? ¿contra la muerte? Si era posible sí, ¿contra las mentiras? También, sin dudarlo.

El castaño estaba lamentándose, Eunji podría ser la única salvación de Yeonjun, pero ella se había dejado lavar el cerebro por las mentiras de la familia Jung. Beomgyu conocía a su hermano, sabía bien que antes había asesinado a alguien, pero aquí, lo que nadie más que él sabía era que ese asesinato no había sido porque Yeonjun hubiese querido.

[···]

Lia entro ansiosa a la habitación de Eunji quien se despertó en cuanto tuvo a la niña encima suyo, gritándole eufórica de que hoy era la boda y tenía que verse como una princesa.

No había dormido del todo por lo que Beomgyu le había dicho antes de echarlo de la casa, no estaba del todo segura si era real o puro circo que se había montado ambos hermanos para que ella no se casara con Wooyoung. Estaba siendo demasiado terca.

―Lia, linda, necesito hablar con tu hermana un momento. ―hablo el bicolor al entrar a la habitación de su prometida.

―Claro futuro cuñado. ―dijo saliendo saltarina de la habitación.

Wooyoung cerró la puerta, se encamino a paso veloz hasta la cama de Eunji donde estaba todavía sin levantarse, la tomo del ante brazo fuertemente y de un tirón la saco de la misma para pegarla a la pared.

― ¿Qué hacia Beomgyu aquí anoche? ―ella abrió sus ojos sorprendida, ni siquiera tenía idea de que lo habían notado.

―Na-nada. ―respondió nerviosa, cosa en su contra.

― ¿Qué te dijo? ―fortaleció el agarre―, ¿te dijo algo de Yeonjun? ¿te vino a dar algún mensaje? ¿planeas dejarme plantado? ―y con cada pregunta se aferraba al agarre y Eunji chillaba del dolor.

―Ya te dije que nada, solo venía a desearme una buena felicidad y que Yeonjun espera que sea feliz, me dejara en paz. ―mintió, obvio no le diría la verdad.

La soltó y se acercó más a ella para susurrar a su oído:

―Más te vale que sea así. ―y dejando un beso seco y sin amor sobre sus labios de retiro de allí.

No estaba siendo consciente que se estaba metiendo en un laberinto del cual quizás probablemente no tendría salida después de haberse arrepentido.

Las horas comenzaron a pasar, todos se estaban arreglando para la boda, todos se movían de un lado a otro en la mansión y en el jardín para terminar de arreglar todo para que se viera impecable y perfecto, tal y como los señores Jung querían. Una boda se celebraría después de mucho tiempo, la felicidad estaba por los aires, todo estaba planeado a la perfección y ambas partes serían beneficiarias.

Solo que les refresco la memoria: hasta el plan más perfecto suele tener fallas.

―Te ves preciosa. ―dijo su hermano menor al mirarla por el espejo.

―Tal y como Lia quería. ―recordó San sonriendo y revoloteando el cabello de la niña.

―Se mira como una princesa de los cuentos que siempre me contaba antes de dormir. ―puso sus dos manitas juntas frente a ella mirando con brillo a su hermana.

Comenzaron a halagarla cuando la miraron en su vestido de novia, Soobin se mantuvo callado, no quería decir algo directo y que afectara la estabilidad emocional de Eunji, pero reconocía que se veía como una verdadera princesa.

―La vista es hermosa, ―decía mientras caminaba a la ventana―, solo que el bosque está perdiendo brillo, todo se siente tan diferente aquí. ―finalizo, tratando de darle la señal a Eunji para que le entendiera.

Y lo entendió, pero hizo caso omiso.

[···]

Beomgyu camino de vuelta a la habitación de Yeonjun, toco la puerta dos veces como siempre lo hacía, pero no recibía el pase, decidió entrar por su cuenta y lo noto tranquilo en su cama, tendido y sin ningún movimiento.

― ¿Yeonjun? ―le llamo, pero no respondió―, ¿Yeonjun? ―volvió a llamarlo, pero no respondió.

Corrió hasta su cama, estaba pálido, su pecho ni siquiera subía.

Estaba tan tranquilo.

― ¡YEONJUN DESPIERTA, NO ME DEJES!

ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora