Qᴜᴀᴛᴛᴏʀᴅɪᴄɪ

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Un nuevo día había llegado, lo fresco de la mañana entraba por la ventana y los pocos rayos del sol se dejaban ver en el piso de la habitación, Eunji abrió sus ojos lentamente, incorporándose y tocando su cabeza por el dolor que le invadió, miro a su alrededor tratando de recordar algo de lo que había sucedido la noche anterior.

Y entonces, todo se proyectó como película: ella en el bosque rodeada de cuatro lobos, su tropiezo y el golpe que se dio con la roca, un pelaje llamativo café oscuro proveniente de un perro con un tamaño mayor que los lobos y la voz de Beomgyu diciéndole que todo estaría bien, que Yeonjun se encargaría de todo.

Fue allí donde hizo click.

― ¡YEONJUN! ―se levantó sin importarle el mareo, fue sosteniéndose de las paredes para no caer― ¡YEONJUN, BEOMGYU!

Grito por toda la mansión hasta llegar al pasillo que conectaba la habitación de ambos hermanos.

Camino hasta llegar a la primera puerta, bien sabía que era la de Yeonjun, era el segundo lugar al cual tenía prohibido ir. Pegó oreja en la puerta, pero no escucho ruido alguno. Una queja proveniente de la habitación de Beomgyu llamo su atención, camino hasta tocar la puerta y un pase saliente de la boca del menor fue el detonante para que Eunji terminara de abrir la puerta.

― ¿Qué ha pasado? ―se preguntó antes de voltearse―, Yeonjun, ¿estás bien?

―De maravilla, ¿qué no me vez saltando en la cama de felicidad? ―hablo sarcásticamente haciendo sonreír inconscientemente a la chica.

―Creo que debo dejarlos solos. ―trato de escapar el castaño, pero Yeonjun no se lo permitió.

―Debo hablar con ambos, tengo demasiadas dudas, más ahora que estas tumbado en la cama y con heridas en tu rostro, aunque de igual manera, supongo, que en el resto de tu cuerpo. ―quería saber la verdad, no podía resistir más la angustia así que o ellos le decían o ella misma se encargaría de descubrir todo por su cuenta.

Ambos hermanos se miraron, Yeonjun, esta vez, le dio la razón a Beomgyu. Estaba dispuesto a explicarle todo, pero ¿quién aseguraba que ella no saldría corriendo de allí cuando supiera todo? ¿quién podría predecir las acciones de Eunji cuando la hayan explicado la situación?

Beomgyu tenía esperanza, pero Yeonjun no.

Beomgyu creía que era la elegida, pero Yeonjun estaba seguro de que no existía una elegida.

Beomgyu quería intentarlo, pero Yeonjun ya no quería torturarse a sí mismo.

Sentía que ya no podía, solo quería que ese tiempo pasará y así poder estar en paz consigo mismo, tratar de pedir perdón a su hermano e irse sin preocupaciones. No formaría una familia, no permitiría que su descendencia fuera torturada como sucede con él y Beomgyu.

Tenía tanto que contar, tanto pasado que arrastrar, tantas palabras que quería decir, tantos rencores que quería soltar, pero no sabía cómo hacerlo. A veces se arrepentía de haber salido a su padre, envidiaba que Beomgyu fuese todo lo contrario a él, tenía parecido con su madre a pesar de que este no era nada de la familia.

Suponía que por eso le envidiaba y odiaba a la vez.

―Eunji... solo... solo por favor te pido que te mantengas calmada y callada hasta que termine de hablar, ―miro a su hermano―, mejor dicho, hasta que terminemos de hablar.

La chica se sorprendió por escucharlo hablar así, era la primera vez que sentía el miedo en su tono de voz.

―Aquella bestia de pelaje café oscuro que viste en el bosque, ―mordió sus labios antes de seguir―, esa bestia soy yo. ―callada, pero sorprendida era como Eunji estaba.

¿Tuvo que haberlo predicho?

―Yo soy la bestia que tanto teme el pueblo y que se esconde en el bosque, soy mitad lobo y mitad vampiro y tú, ―la miro―, estas aquí para ayudarnos a romper con la maldición sobre nuestra familia.

Y tal como los hermanos Choi esperaban, Eunji no dijo nada.

ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora