ꜰɪɴᴀʟᴇ

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Escucho un grito en el patio, dejo las cosas que hacía en la cocina, apago la estufa para prevención y salió corriendo para ver qué era lo que sucedía.

― ¿Sunghoon que le hiciste a tu hermano? ―pregunto poniendo las manos en sus caderas mientras miraba al niño quien tenía su cabecita hacia abajo mientras que el bebé seguía llorando.

―Estaba babeando mi juguete, el que me trajo papá de su viaje. ―respondió el niño señalando su juguete favorito.

―Cariño, ¿le pegaste?

―Solo le di un manotazo. ―respondió bajando su carita.

―Mi vida eso no se hace, tu papá y yo no te enseñamos a hacer eso, ¿de acuerdo?

Sunghoon asintió sonriendo en línea y Eunji dirigió su mirada al bebé quien todavía tenía el juguete del mayor entre sus manos haciendo pucherito a su hermano mayor y con una hoja de césped limpiando la parte donde había dejado su baba.

―No lo vuelvas a hacer Jake, ¿entendido pequeño?

El bebé de un año y siete meses asintió a lo que su madre le dijo, la chica tomo el juguete para lavarlo mejor y llevo a los dos niños adentro de la casa porque la hora de la comida se estaba acercando.

Acomodo las cosas en la mesa, Yeonjun no tardaría en llegar, en cuanto escucharan el ladrido juguetón de Sami, la mascota de la familia, sabrían que el hombre de la casa por fin había regresado del trabajo y pasarían un momento en familia.

―Sunghoon ayúdame a poner a Jake en su periquera por favor.

Tomo con mucho cuidado a su hermano menor para sentarlo en su periquera y después le acerco su platito de comida.

Choi Sunghoon era un niño risueño y sonriente de seis años, era pelinegro, de ojos oscuros y tez blanca, amaba jugar con Sami y su hermano menor, siempre se encargaba de cuidarlo, aunque algunas de las veces lo sacara de quicio, pero eso no era impedimento para amarlo y protegerlo de todo.

Choi Jaeyoon, o Jake como la familia le decía de cariño, era un niño de mejillas regordetas, de un año y siete meses, de ojos cafés y tez blanca, bastante alegre y enojón, carácter heredado de su madre, le encantaba jugar con sus juguetes y también babearlos.

Ambos eran criados con amor, buenos modales y valores, Yeonjun y Eunji se encargaban de que su educación fuera genuina y que siempre existiera el respeto y amor entre ellos. De esa manera querían verlos crecer, verlos ser unos buenos niños, sin sentimientos negativos, con el apoyo siempre mutuo y de sus padres.

El ladrido de Sami se hizo presente, Jake comenzó a pegar contra la mesita de su periquera emocionado y Sunghoon se bajó de su silla para correr hasta la puerta principal donde su padre iba entrando. Sin dudar ni un segundo más, se abalanzo contra él para darle la bienvenida de todos los días.

―Bienvenido a casa papá. ―sonrío sosteniéndose de su cuello.

―Gracias mi pequeño cachorro, ¿dónde está tu mamá y tu hermano?

―En la cocina, estábamos esperándote para comer juntos.

Jake, al ver al mayor, comenzó a desesperarse porque no lo cargaba, extendía sus bracitos hacia Yeonjun para que lo cargara a él también y le diera el apapacho que le daba a su hermano mayor.

―Hola mi precioso bebé, ¿te portaste bien verdad? ―acaricio con amor las mejillitas del bebé quien comenzó a reírse causando que todos en la cocina comenzaran a reírse también.

―Sí. ―respondió ganándose la mirada de su hermano mayor.

―Ni tanto, babeo mi juguete favorito.

ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora