ᴅɪᴇᴄɪ

831 110 8
                                    

Las semanas en el calendario iban corriendo y la esperanza de Eunji iba disminuyendo cada vez más.

No conocía la manera de como Yeonjun podía darse cuenta cuando intentaba escapar o si quiera de contestar lo que ella en su mente formaba. Lo catalogaba como una persona extraña, distinta a las que había conocido, más amargado que su abuela y más frío que el polo norte.

Realmente no sabía de qué otra manera pensar sobre Yeonjun. Para ella no es que existan muchas palabras para describir al peliazul, pero con la descripción que ella misma se dio, con esa misma se conformaba.

Había entablado una buena relación con Beomgyu, no le era permitido salir así que recorría el gran terreno que rodeaba la mansión con el castaño por las mañanas, por las tardes leía libros de una pequeña biblioteca que encontró en la mansión y por las noches se encerraba en su habitación por órdenes de Yeonjun.

Lo miraba perderse cada noche entre lo oscuro del bosque en su caballo negro pura sangre sin lograr a determinar qué rumbo tomaba. Era como él ya fuera parte del mismo.

―No te has preparado para bajar a desayunar. ―abrió sus ojos ante la sorpresa de escuchar su voz y se asustó al verlo a un costado de la cama mirándola fijamente cual asesino en las noches antes de terminar con su víctima.

«Gran comparación» dijo en su mente.

―Sí demasiado buena. ―respondió sarcástico.

― ¿Disculpa? ―se extrañó al escucharlo como si diera respuesta a su recién pensamiento.

―Solo dúchate y cámbiate para desayunar. ―se dio la media vuelta dispuesto a salir, pero la fémina detuvo su andar.

―Te quiero pedir algo. ―removió las sábanas de la cama para salir de la misma y acercarse al chico.

― ¿Qué quieres? ―tan cortante y frío como siempre le contesto. Ya no le molestaba su forma de responder.

La chica tomo aire antes de darle a conocer la petición que tenía especialmente para él.

―Quiero que pasemos la mañana juntos. ―una sonrisa involuntaria se dibujó en su rostro provocando que se sorprendiera por la repentina acción.

― ¿Y porque quieres pasar la mañana conmigo? ―se mostró interesado por la petición.

―Porque desde hace cuatro semanas paso todas mis mañanas con Beomgyu, no digo que me he aburrido de su compañía, pero me intriga saber de ti, quiero conocerte Yeonjun, ¿aceptas? ―se puso frente a él para estrechar su mano a su dirección así para dar por aceptada la petición con un apretón de manos.

Se lo pensó por varios segundos, pero al notar la insistencia de la chica por medio de sus ojos Yeonjun decidió aceptar también estrechando su mano y lograr unirla con la de Eunji.

Un apretón de manos común y corriente que se da entre la sociedad para saludarse o cerrar un trato y en este caso era como si se cerrara uno, pero ninguno de los dos lo vio como un apretón normal ya que una corriente eléctrica recorrió la espina dorsal de ambos provocándoles escalofríos y una sensación nunca antes sentida por los dos jóvenes.

Decidieron romper aquella unión de manos formando a su alrededor un perpetuo silencio que incomodaba tanto a él como a ella así que Yeonjun decidió salir de la habitación no sin antes mirar a Eunji por última vez.

―Después de desayunar te mostrare la mansión y por la tarde montaremos a caballo por el bosque. ―volvió a detenerse cuando sintió que la chica protestaría por lo último dicho.

―Pe-pero solo te he pedido la ma-... ―y esta vez Yeonjun la interrumpió.

―Y por la tarde montaremos a caballo por el bosque he dicho. ―volvió a mirarla con esa fría mirada y salió de la habitación azotando la puerta.

En definitiva, ya no sabía que pensar con respecto al chico.

Era tan jodidamente bipolar.

ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora