ᴅᴏᴅɪᴄɪ

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El poco avance que Eunji tenía se fue al diablo cuando Yeonjun decidió no hablarle por el resto del día.

Y del resto de la semana, claro.

Reconocía que era orgulloso, pero ella también lo era y como no fue la causante de la terrible molestia no sería la que fuera y tocara la puerta disculpándose. Solo quería ver a su familia y como estaba todavía con esa idea en su mente no iba a perder más tiempo, debía armarse de valor para una de las dos opciones que tenía: escaparse o enfrentar a Yeonjun sin importarle que.

Beomgyu le había advertido que no era bueno ponerse a pelear con el peliazul ya que siempre quiere salir victorioso y tener la razón, Eunji creía que eso era demasiado estúpido y opto por no hacerle caso al castaño. Ella vería a su familia y ni él ni nadie lo impediría.

―Beomgyu, necesito hablar contigo. ―hablo en voz baja al encontrarlo en el jardín trasero.

― ¿No estabas con Yeonjun teniendo una cita? ―hablo burlón el castaño cerrando su libro y tumbándolo en el pasto.

―No es gracioso Beom, no era una cita y no, todo se fue al demonio por tan solo decirle que quería ver a mi familia. ―aquello dicho atrajo la atención completa del menor quien se incorporó para mirar mejor a la chica.

― ¿Y qué te ha contestado? ―estaba seguro de esa respuesta, pero quería escucharlo de la propia voz de la fémina.

―Me lo ha prohibido. Dijo que no volveré a verlos jamás, pero ¿quién se cree ese idiota? ―Beomgyu rio sin poder creer lo que su hermano había dado como contestación.

―Así que no cambia de excusa. ―dijo sin pensar haciendo que Eunji lo mirase por lo dicho.

― ¿Qué has dicho? ―el chico negó―, que te he escuchado, dime ¿por qué lo dijiste?

―Eres demasiado preguntona niña. ―los dos se asustaron por la repentina presencia del peliazul.

―Tu deja de meterte en conversaciones que no son de tu incumbencia. ―dio una mirada al chico, paso de su lado sin decirle nada más para después confrontarlo en la noche.

Cuando la presencia de Eunji se había desvanecido, Yeonjun miro a Beomgyu como siempre lo hacía, el castaño se hizo pequeño en su lugar mirando hacia el césped y moviendo los dedos de sus pies nervioso.

―Deja de cagarla siempre que hablas con ella. ―el castaño rio.

―Quien la caga aquí eres tú, no yo Yeonjun, ¿por qué no le dices toda la verdad acerca de su presencia en la mansión? ―comenzó a acercarse hasta su hermano―, ¿Por qué no le dices que su presencia es necesaria porque tú lo reclamas así? ¡Responde!

El eco de una bofetada fue lo único que tuvo Beomgyu de respuesta.

La garra que Yeonjun siempre portaba logro hacerle un rasguño al castaño en su mejilla, las gotitas de sangre escurrían de la punta y el peliazul se fue sin importarle nada. Su hermano menor lo miro irse y perderse entre los arboles preguntándose una y otra vez cuando es que todo terminaría. Cuando es que Yeonjun hablaría con la verdad y, sobre todo, cuando está maldición recaída sobre la familia se terminaría.

Sabía que, si Yeonjun no ponía de su parte, esa maldición seguiría acechando a las próximas generaciones, así como acecho a ambos.

―Ay Yeonjun, ―suspiro mirando su mano con la sangre que aun escurría―, si tú no eres capaz de hablar entonces lo haré yo, pero aquí, el responsable de que la sangre corra, serás tú, no yo.

ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora