ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴ

ᴅᴜᴇ

La visita de su abuela no les había caído para nada bien.

Solo les daba dos opciones: que uno de los mayores se casara o los separaría.

Así de fácil y sencillo era para aquella anciana que no tenía corazón y Eunji había aceptado casarse con un desconocido. Aunque ese término sobro cuando la anciana les dijo quién era ese desconocido provocando que Soobin saliera corriendo hecho una furia con destino al bosque.

Poco le importaba la historia que se contaba y la bestia que el mismo bosque ocultaba. Eso era lo de menos. Lo único que su mente traía era el nombre de Jung Wooyoung, hijo mayor de la familia más adinerada de la ciudad; una familia a la cual solo le importaba la reputación, pero los Choi les tenían cierto rencor y odio guardado, sobre todo Soobin.

¿La razón? El patriarca de la familia, Jung Hoseok, estuvo involucrado en la muerte de Choi Minho, su padre, pero como era la familia más poderosa y adinerada no hubo encarcelamiento alguno, el crimen fue tachado como un accidente mortal no provocado intencionalmente y se cerró el caso después de dos meses de investigación.

―San, Chanhee, cuiden de los pequeños. ―tomo sus zapatos y se los puso, se encamino hasta la puerta y se volteó a ver a sus hermanos antes de salir―. No abran a nadie, cuando lleguemos Soobin y yo gritare, pero mientras tanto tengan puertas y ventanas cerradas.

―Noona con cuidado. ―dijo San acercándose para abrazar a su hermana y ésta asintió dejándole un beso en su frente para después salir de la casa.

La tarde estaba cayendo y no era bueno andar en el bosque a esas horas. Debía encontrar a su hermano antes de que algo sucediera, no quería imaginarse lo peor así que fue positiva en todo su camino.

Sabía que Soobin era quien más rencor tenia contra la familia Jung, pero ella no lo tenía contra los hijos de ellos. Siempre decía que no tenían la culpa de los actos de sus padres, pero de igual manera eran unos desconocidos, jamás cruzo palabra con ninguno de los dos hijos de los Jung, solo los conocía por vista, pero si debía contraer matrimonio con uno de ellos para salvar a sus hermanos lo haría sabiendo que eso era un sacrificio por su familia.

― ¡Soobin! ―grito, pero lo único que escucho fue silencio. Un silencio largo que se iba expandiendo― ¡Soobin, ¿dónde estás?!

El crujir de las ramas era un sonido que se convirtió en su compañero durante esos largos minutos en los que se iba adentrando más al bosque. La niebla se hacía presente, cubría siempre el bosque cuando la noche caía y si no encontraba a su hermano se volvería loca.

­­­Siguió caminando hasta llegar a un punto donde ya no quería adentrarse más, estaba segura de que se había perdido también porque miraba hacia atrás y su camino de guía se había perdido, como si lo hubieran borrado ante su mirada. No sabía qué hacer.

Sus pasos se detuvieron al escuchar un grito masculino a unos metros más de donde se encontraba ella. Su corazón se aceleró, corrió hasta el lugar donde lo había escuchado y allí estaba él, allí estaba Soobin hincado frente a una silueta misteriosa que cubría su cuerpo con una capa negra y detalles dorados de pies a cabeza.

Noto sus mejillas con rasguños y sus muñecas amarradas con una especie de liana. No solo su hermano y esa silueta extraña estaban, sino que también un chico de cabellos castaños estaba detrás de su hermano solamente mirándolo a él para prevenir de que no escapara.

― ¡Soobin! ―grito Eunji, el castaño y el mencionado voltearon menos el portador de aquella capa.

Al llamarlo pensó que lo había salvado pero la mirada de Soobin decía otra cosa.

Una mirada que le gritaba que se fuera, que huyera mientras pudiera, pero Eunji no haría eso, no dejaría a su hermano solo con esos dos desconocidos.