ᴛʀᴇᴅɪᴄɪ

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La noche había caído, Eunji debía aprovechar antes de que Yeonjun se fuera a tomar esas caminatas nocturnas tan extrañas y sin sentido que siempre hacia. Ninguno de los dos hermanos Choi le querían decir el porqué de aquello, pero no tenía por qué preocuparse de ello.

Pronto lo descubriría.

― ¿Dónde está Yeonjun? ―le pregunto Eunji al castaño quien, nuevamente, leía un libro.

―Seguro está en el comedor. ―dijo sin voltearse para que no viera su herida, pero fue en vano.

― ¿Él te hizo esa herida? ―no obtuvo más que silencio―, ¿fue con la garra de oro que tiene cierto?

El silencio dice más que mil palabras así que la chica salió disparada hasta el comedor donde, efectivamente, Yeonjun estaba allí; su mirada concentrada en el fuego de la chimenea y una copa de vino jugada hábilmente en su mano derecha, sentado frente a la chimenea, con su pierna sobre la otra, recargado en el respaldo y un aura que decía que él era el dueño del mundo.

Toda aquella postura completa se deshizo cuando Yeonjun escucho la voz chillona, según él, de Eunji quien se encaminaba hasta él estrepitosamente y haciendo resonar el tacón de sus zapatillas por el mármol del piso.

― ¿Qué quieres? ―pregunto sin mirarla, no tenía esa intención.

―No es que quiero, es lo que voy a hacer. ―el peliazul alzo una ceja ahora sí mirándola―. Voy a ir a ver a mi familia te guste o no, así que, sin tu permiso, me retiro. ―dijo autoritaria para después tomar su abrigo.

Las puertas se cerraron al mismo tiempo de forma estruendosa, Beomgyu bajo corriendo las escaleras mientras se daba cuenta que Eunji lo había hecho, siendo una ignorante de los peligros que el bosque oculta en la noche.

Miro a su hermano quien seguía aun sentado sin expresión alguna, con su mandíbula tensa mientras las llamas del fuego se avivaban. No diría nada, no esta vez, prefería seguir a Eunji y poder traerla de regreso para que nada malo le pasará. Conocía que no sabía andar en el bosque de noche y mucho menos era buena ayuda para la chica, pero prefería que no estuviese sola a que lo estuviese.

― ¿A dónde vas? ―el castaño detuvo su andar al escuchar su pregunta.

―A por Eunji, es peligroso que este afuera. ―dijo poniéndose su abrigo.

―Déjala. ―se levantó de su asiento para mirar a su hermano―. Deja que aprenda a defenderse sola.

―Yeonjun, tu más que nadie sabe que en el bosque puedes morir y más cuando es de noche, no querrás cargar con una muerte en tu conciencia, ¿o sí? ―se estaba arriesgando a que Yeonjun perdiera el control―, o, mejor dicho: ¿no querrás cargar con una muerte más en tu conciencia o sí?

Tal y como lo predijo, Yeonjun le miro de forma inaudita, como siempre lo hacía cuando se lo recordaba.

[···]

La oscuridad le rodeaba, no podía ver nada más que la pura neblina que cubría al bosque entero. El crujir de las ramas provocado por sí misma le hacía temer, no podía mirar a ninguna dirección porque lo único que se encontraba ante sus ojos era oscuridad. Ninguna luz, nada que pudiese guiarla.

Un gruñido la sacó de sus pensamientos. Dos, tres, cuatro gruñidos al mismo tiempo la hicieron detenerse en seco, ni idea de dónde mirar, ni idea si podía echarse a correr y mucho menos tenía idea si estaba caminando en la dirección correcta hacia el pueblo.

Las nubes se estaban dispersando y la luz de la luna estaba ahora iluminando parte del bosque, a Eunji eso le permitió ver a 4 lobos frente a ella, hambrientos de carne, listos para lanzarse sobre ella para devorarla. No tenía manera de escapar.

Y solo por cortos segundos, milisegundos podría jurar, todo ocurrió como en cámara lenta: Eunji tropezó con una roca logrando que se golpeara la cabeza, su vista se nublo, pero no lo suficiente para que sus ojos pudieran captar una especie de perro grande de pelaje café oscuro posicionándose frente a ella para protegerla de aquellos lobos pequeños que le querían hacer daño.

Lo último que escucho fue la voz de Beomgyu decirle que todo iba a estar bien y que Yeonjun se encargaría de ello.

«¿Yeonjun?»

Ese nombre había salido de sus labios como roce delicado de un pétalo a la piel antes de que cayera desmayada en los brazos de Beomgyu.

ʀᴜɴ ᴀᴡᴀʏ | ᴄ. ʏᴇᴏɴᴊᴜɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora