ME SECO EL SUDOR DE LA FRENTE y miro a Camrose que me aplaude por el entrenamiento que he tenido. Me lanza una toalla para secarme y me acerco a ella después de hacerlo, aunque no la abrazo por obvias razones, y la sigo por el largo corredor hasta el otro extremo de la casa en la que vivo por un tiempo. El lado bueno de vivir en el Capitolio es que contaba con las visitas de Camrose y Zaphyr bastante seguido, además, de contar con diferentes tipos de información que podía utilizar.
Había aprendido a usar una coquetería descarada con más intensidad y fingir soportar todo lo que el Presidente Snow me indicaba, ganándome parte de su confianza para ciertas cosas, quizá pensando que ya había aceptado mi destino y mi lugar en todo su tablero; se llevaría una gran decepción cuando se diera cuenta que he estado confabulando en su contra y que no me importa en lo más mínimo que él pierda todo por lo que ha luchado.
Había intentado averiguar más sobre el tal Edgar, porque no volví a verlo después, sin embargo, también lo dejé después de unas semanas, porque no tenía mayor interés en él a excepción de su extraño comportamiento en el almacén de Tigris. Llevaba mucho tiempo pensando que algo no encajaba en su historia, en su vida, pero decidió enfocarse en su futuro y en sus planes, no podía aferrarse al pasado.
— ¿Cómo estás?
— Deseando ir ya a casa — respondí con media sonrisa —. Créeme, adoro verlos a diario, pero...
— No es casa.
— No es casa — asiento y dejo salir un suspiro —. Y me siento un poco vigilada, aunque no hay nadie ni nada.
Camorse sonríe de lado. — Lo sé, estás un poco paranoica con ello. Te entiendo. ¿Ansiosa de volver y tener a Kenneth como vecino otra vez?
— ¿Para recibirme enfadado, molesto y argumentando que me he arriesgado demasiado? Sí, completamente — ruedo los ojos, risas se escuchan de ambas y nos miramos —. Estoy segura de que nos sentaremos a hablar durante horas sobre mi exposición a todo esto, pero ¡vamos! No es como si tuviese más opciones y que él piense un mejor método.
— Zaphyr cree que Kenneth siente algo por ti — dice distraídamente, ordenando mi ropa en el clóset con mi ayuda.
— ¿Qué? ¿Por qué cree algo así?
— Porque desde tu cumpleaños actúa extraño, eso es todo. Ya sabes como es Zaphyr, ni siquiera deberías hacer caso a sus comentarios, simplemente lo dice. No te quiere poner incómoda ni...
— Camrose — me rio —, tranquila. No me he incomodado ni molestado, está bien. Sólo me sorprende lo que él cree, porque no es así, si Kenneth sintiera algo por mí me lo habría dicho hace mucho tiempo, sabes que él no es de los que se guarde algo.
Camrose se encogió de hombros. — Bueno, siendo honestas, si yo estuviese en su lugar tampoco te diría si sintiese algo por ti. No porque sea algo malo, ni mucho menos — se justifica, tomando cierto color en sus mejillas —, es el hecho de que habría que ser inocente para creer que tiene posibilidad contigo si tú quieres a Finnick Odair.
— ¿Perdón?
— Vamos, Selene, puedes admitirlo con confianza. Se te nota. Se ve en tus ojos cada vez que lo ves o hablan — sonríe con ternura —. Y él también tiene una reacción similar. Quizá ni siquiera lo han dicho entre ustedes, pero es obvio que sienten cosas por el otro y saben que se tienen; nadie te diría que gusta de ti si cuenta con gran desventaja.
— ¿Eso crees?
— Zaphyr y yo lo creemos, pero notamos el miedo en ti, te conocemos.
— No quiero pasar por lo mismo otra vez, mientras más huya de ponerle un nombre...
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III. Opresión ━ Finnick Odair
FanfictionSelene Ravenscroft: la sirena del Capitolio... o la sirena rebelde, según el lado de la historia que deseen saber. Antes de siquiera obtener el apodo o formar parte de la revolución, era una simple chica con el deseo de mantener su burbuja de famili...