Finnick Odair.
DEJO ESCAPAR UNA BOBA SONRISA MIRANDO HACIA EL techo como si fuese interesante o hubiese cambiado algo desde la última vez que lo vi, pero la realidad es que por mi cabeza sólo pasaban las últimas palabras de Selene al teléfono. No podía verme, ni yo a ella, pero nos la arreglábamos para sonar coquetos con el otro y recordar ciertas cosas.
Ciertamente nos habíamos visto hace muy poco, por unas visitas rápidas al Capitolio, pero con cada visita incrementaba mi interés en ella y sólo quería verla, hacerla sonreír y que ella me hiciera sonreír a mí. Definitivamente los últimos meses se habían hecho más agradables para mí, más soportables de alguna forma, y todo era por ella. Desde que la conocí tuvo un impacto en mi vida, pero no había sido tan notorio hasta hace poco.
Incluso deseaba volver pronto al Capitolio para verla.
— Ya estás pensando en ella, otra vez — se burló Annie —. ¿Le has preguntado si está cansada?
— No, ¿por qué?
— Ya sabes, de tanto correr en tu cabeza.
— Eres pésima en esto, deberías saberlo — me reí —. Y no estaba pensando en...
— ¡No te atrevas a mentirme, Odair! — alza una ceja —. Selene Ravenscroft te tiene de cabeza, en sus manos, y ni siquiera lo sabe o intuye. ¿Qué te ha hecho, amigo mío? Estás babeando.
— No estoy babeando y no me tiene en sus manos, Annie. Es mi amiga.
— Yo soy tu amiga y no te tengo así.
— Me gusta, eso es todo, me gusta bastante — sonrío —. Pero no físicamente, que también lo hace, es más allá de eso.
— Lo que te pasó es que te volviste su amigo primero, antes de... bueno, ya sabes, lo que sea que son.
Suelto una carcajada. — No vuelvo a contarte nada, Cresta, absolutamente nada.
— ¿Contarme? ¡Finnick, tuve que obligarte a decirme! Jamás llegas con una sonrisa del Capitolio, siempre estás de mal humor antes y después de ir, y de pronto ¡puff! Quieres ir al Capitolio, vuelves contento y hablas todo el día con la chica del distrito 2.
— No puedo evitarlo. Créeme que lo intenté, porque no me conviene tener nada con ella, pero cuando está frente a mí... no sé, sólo quiero ser yo mismo y hacer lo que yo quiera. Con ella no tengo que fingir ser nadie más y me entiende.
— Eso es tan dulce — suspira, sonriendo enternecida —. No te había visto tan ilusionado antes.
— No lo buscaba.
— Bueno, Finn, a veces buscamos una cosa, pero encontramos otra.
— Supongo que es cierto.
Annie revuelve mi cabello. — Quién diría que Finnick Odair se interesaría en alguien finalmente. Me agrada que ella esté haciendo que bajes tus defensas.
— Es justo por eso que sé que no debería tener nada con ella.
— Demasiado tarde, guapo, ya estás demasiado interesado — me guiña un ojo —. No te quites eso, Finn, algo normal en tu vida nada normal, no está mal.
— Ni siquiera sé si se siente igual, Annie.
— No, no lo sabes, tienes razón. ¿Acaso tiene a alguien en casa? ¡quién puede ser mejor que tú!
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III. Opresión ━ Finnick Odair
FanfictionSelene Ravenscroft: la sirena del Capitolio... o la sirena rebelde, según el lado de la historia que deseen saber. Antes de siquiera obtener el apodo o formar parte de la revolución, era una simple chica con el deseo de mantener su burbuja de famili...