• • • 『 C A P I T U L O 26 』 • • •

808 56 10
                                    




ENTIERRO LAS UÑAS EN MI brazo intentando que nadie note la ansiedad que me provoca volver a ver otros Juegos en la sala de mentores, mucho menos la cantidad que me afecta ver a Magnus en ese lugar, sabiendo que cada paso en falso que dé, lo usarán para lastimarlo. Llevaba horas sentadas en mi misma posición sin recibir comida ni dormir un poco, con los ojos pegados en la pantalla.

Kenneth se mantuvo todo ese tiempo a mi lado bajo la excusa de que queremos llevar a uno de nuestros tributos a casa, pero no menciona que es a Magnus a quien hemos escogido, mucho menos menciona que mi estado de ánimo se debe a que el chico del distrito 2 me había confesado que casarse con Aimee sólo era una forma de llamar mi atención y que había deseado entregarme ese anillo a mí. No dice que Magnus se ha roto frente a mí, de rodillas, pidiendo que perdone cada acto egoísta que ha cometido y que me había pedido un último beso, sabiendo que yo había elegido a Finnick, aún sin decirlo, aún sin yo saberlo.

Tal como esperaba, el joven es bueno en armas y en combate cuerpo a cuerpo, pronto convirtiéndose en el líder de la alianza, pero él tampoco se muestra de acuerdo en ayudarlos; Magnus está esperando el momento perfecto para largarse. Su altivez llama la atención de los patrocinadores, en especial porque en las primeras horas ya se había enfrentado a los varones del distrito 1 y 4 a golpes, dejándolos muy bien heridos y con la clara advertencia de que era bueno, mejor que ellos, en ese momento.

— Tranquilízate o llamarás la atención — susurra Kenneth a mi lado, sin apartar la mirada de la pantalla, sin mostrar emoción, a diferencia de mí.

— No puedes pedirme que me tranquilice cuando él está ahí — respondo —. Es Magnus quién está ahí, Kenneth, no puedes pedirme que me quede tranquila y espere, no puedo.

— El chico es inteligente y es fuerte, sabrá pasar esto.

— ¿Y qué pasa si no? — digo desesperada —. ¿Qué pasa si lo pierdo de verdad? ¿Qué pasa si no vuelvo a casa con él?

— ¿Y qué pasa si vuelves con él a casa? — Kenneth dice suavemente —. ¿Has pensado en eso? ¿Has pensado que ya no volverían nunca a ser los mismos? ¿Crees que cancelaría su boda? ¿Crees que tú dejarías a Finnick? Si vuelve, lo que espero que haga, no cambiará nada en casa, entre ustedes. Tú elegiste un camino y Magnus no puede seguirte.

— Yo lo obligué a no seguirme.

— Y ya no te puedes arrepentir — insiste —. Te lo dije ya, Sirena, no puedes volver al pasado, por muy familiar que te parezca.

— No lo entiendes — niego derrotada —, no es así como lo veo, no de la forma en que crees. Lo quiero, pero no de la forma en que tú crees que lo quiero.

La arena claramente no es algo que beneficie a Magnus, no cien por ciento, porque es todo bosque. Magnus conocía el bosque por mí, pero no completamente, y sólo las partes básicas y llamativas, pero no entrenábamos demasiado en ese lugar, sino que paseábamos. La chica del distrito 1 es buena escalando árboles, por lo que su misión es ver lo que ocurre desde las alturas, pero Magnus no confía en ella y la observa, la analiza, y se muestra satisfecho cuando logra encontrar fallas, pues sus ojos toman cierto brillo malicioso.

Conseguir comida es lo más sencillo que les ha tocado, porque tienen un buen grupo, principalmente liderado por el azabache, el que obtuvo buen recibimiento del público. También lo vi atacar tributos y defenderse para no dejarse caer de los primeros, vi la necesidad de sobrevivir en sus ojos, vi el intento; pero también vi la otra parte, el perderse uno mismo por asesinar a alguien inocente por no tener opción. Supe, cuando vi su mirada perdida, que no volvería a ser el mismo si volviese a casa.

III. Opresión ━ Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora