AFERRO EL TAZÓN DE CAFÉ HUMEANTE entre mis manos, aunque hace tiempo el calor se ha ido. Observo a través de la ventana el movimiento que hay afuera, en la Aldea de los vencedores, los trabajadores están limpiando la gran calle que poseemos y se encargan de que los árboles estén muy pulidos para las cámaras de hoy. Debería levantarme, mover algún músculo, pero en vez de ello, permanezco en mí mismo sofá inmóvil, mientras el sol se hace paso entre las personas de afuera. Sólo puedo mirar cómo ha llegado el día que he estado temiendo durante los últimos meses.
Al mediodía estarán en mi casa. Los periodistas, las cámaras, incluso Margo Dumpsey, mi antigua escolta, se habrán encaminado hacia el distrito 2 desde el Capitolio. Me pregunto si Margo seguirá llevando su ropa chillona y su actitud de superioridad que me irrita, pero me respondo a mí misma sabiendo que sí, por supuesto que lo hará. También habrá otras personas esperando. Personal para satisfacer todas mis necesidades en el largo viaje en tren de la Gira de la Victoria. Un equipo de preparación para embellecerme para apariciones un público. Mi estilista y amigo, Zaphyr, que diseñó los preciosos trajes que hicieron que la audiencia me considerara una adorable niña en los Juegos del Hambre.
— No te ves feliz, amor — dice papá.
— Si fuese por mí, intentaría olvidarme completamente de los Juegos del Hambre, papá. Nunca hablar de ellos. Fingir que no fueron más que un mal sueño.
— Y la Gira de la Victoria hace que sea imposible — comenta Thomas. Asiento en su dirección de acuerdo —. Deben admitir, son inteligentes para mantener el terror vivo: estratégicamente situado a medio camino entre los Juegos anuales.
— ¡Exacto! — chillo —. No sólo nos obligan a todos a recordar la mano de acero del Capitolio cada año, ¡nos obligan a celebrarlo! — aparto la mirada de la ventana y me acomodo para mirar a mi familia —. Y para variar, este año soy la estrella del gran espectáculo.
— ¿Cómo es la Gira, mamá? — pregunta Thomas.
Mamá respira hondo. — Tiene que viajar de distrito en distrito. Levantarse delante de multitudes que la ovacionan...
— Y que me odian en secreto.
— Mirar los rostros de las familias cuyos hijos perdieron la vida en los Juegos del Hambre — sigue mamá, ignorando mi mordaz comentario —. Debe dar un discurso... sí, la verdad es difícil y horrible.
— Me compadezco de ti, Lenny — murmura Thomas con pesar —. Será mejor que finjas una linda sonrisa, ahí vienen.
Es cierto. Al ver por la ventana escucho toda la conmoción. Cláxones de coches pitando, gritos de bienvenida y mi madre abre la puerta revelando toda mi comitiva. Veo a Deedee y Gio haciéndose paso entre mi casa, y dejo salir una sonrisa de verdad cuando veo a Camrose y Zaphyr. Los abrazo con fuerza porque realmente los he extrañado a pesar de llamarlos a diario y ellos a mí, probablemente con los únicos que hable por teléfono, sin contar a Thomas que me avisa cuando la comida está servida. Todos saludan a mis padres y veo a mi equipo de preparación aguantar un chillido de emoción al ver a mis padres con sus sonrisas habituales y quienes los saludan agradeciendo el trabajo que han hecho conmigo.
Claro que mis padres sabían que mi mejor relación era con Camrose y Zaphyr.
— Ya dejen a los señores Ravenscroft tranquilos — advierte Camrose —. Debemos trabajar de inmediato.
Es cosa de decirlo para que me obliguen a subir a mi habitación para comenzar a arreglarme. Zaphyr se queda con mis padres y me deja a manos del equipo de preparación quienes ya tienen indicaciones. El arreglo en mi cabello, uñas y maquillaje comienza. Hablan sobre el éxito de los Juegos del Hambre y lo mucho que la gente quiere verme, que nadie puede esperar a saber de mí después de ganar. Después pasan a conversaciones vanas, sin importancia para mí: quién dijo qué cosa, las fiestas de cumpleaños, las plumas que son la nueva apuesta segura en el Capitolio, las parejas, etc.
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III. Opresión ━ Finnick Odair
FanfictionSelene Ravenscroft: la sirena del Capitolio... o la sirena rebelde, según el lado de la historia que deseen saber. Antes de siquiera obtener el apodo o formar parte de la revolución, era una simple chica con el deseo de mantener su burbuja de famili...