TAL COMO PROMETÍ, LA NOCHE SIGUIENTE soy de las primeras en aparecer en la fiesta que ha citado el Presidente Snow, en su misma mansión. Zaphyr decidió enfundarme en un ajustado y corto vestido negro que cubría hasta mis muñecas, con una gran abertura en la espalda. La tela contenía bastante pedrería de diversos tonos y un cinturón pegado en mi cintura en tono dorado. Acompañado a eso, tenía unas botas largas hasta el muslo en tono negro y el maquillaje estaba cargado en los ojos, como siempre, para darle intensidad a la mirada.
Los nervios corrían por mis venas, como una extensión de mí misma, sin embargo, Zaphyr me había dicho que la mejor forma de ser invencible en el Capitolio, era pretender que lo era. Yo no me sentía invencible, para nada, pero aquella falsa seguridad había llamado la atención de varias personas a mi alrededor, sin contar mi falta de interés en ellos, lo que los llevaba a intentar impresionarme con las cosas que poseían como familia.
— Dios, son como polillas siguiendo la luz — murmura Zaphyr, intentando esconder vanamente su risa —. Literalmente harían lo que sea por tu atención, Selene, ¿qué les has hecho?
— No darles la atención que esperan. No es tan difícil cuando nada de lo que sale de sus bocas me interesa realmente.
— Suenas exactamente a una Ravenscroft, me alegra que esa altanería no te la hayan arrebatado.
Hago una mueca. — Es lo que me queda de mis padres. Sin embargo, me aterra que esa misma altanería que he heredado me provoque más problemas.
— Yo creo que los problemas te siguen.
— No quiero más de ellos. Ya has visto al Presidente Snow, no puedo arruinar nada esta noche. Estoy aterrada.
Zaphyr ríe estruendosamente, cerrando sus ojos por las carcajadas y me deja completamente inquieta a su respuesta.
— ¿De qué te ríes?
— Sirena, cariño, no puedes aterrarte de una serpiente después de enfrentarte a un dragón — sonríe —. ¿No crees?
— Es diferente.
— ¿En qué? Le has plantado cara al Presidente Snow cada vez que ha venido a amenazarte. Y si bien terminas haciendo lo que él te pide, eso no quita el hecho de que eres capaz de mentirle en su propia cara.
— Si no tuviese tanto que perder, haría mucho más que sólo mentirle en su cara.
— ¡Lo ves! A eso me refiero, Sirena, de todos los que estamos aquí eres la única a la que él realmente le tiene algo de miedo.
— No lo creo.
— Yo creo que sí — susurra —. Bueno, te dejo en libertad, vienen tus queridos guardaespaldas. A Camrose le encanta saber acerca de los avances que tienes con los chicos a tu alrededor. Dice que es como los dramas televisivos que le encantan.
— ¡Dios! Que deje de verlos, por favor. Debe vivir más cosas que lo que le muestra una pantalla que es controlada por un sistema político errado.
Zaphyr se aleja de mí luego de brindarme una sonrisa burlona y me doy media vuelta para encarar a Finnick y Kenneth, siendo seguidos por otro hombre que no había visto antes, sin embargo, algo en sus facciones se me hacen familiares. Rubio, alto, fuerte y con una sonrisa superior, no coqueta como la de Finnick o Augustus, él intenta demostrarse más fuerte. Aunque se ve la frialdad en sus ojos.
— Así que ella es la inigualable Sirena del Capitolio, la gran y única Selene Ravenscroft — me mira de pies a cabeza —. Comprendo porqué no le agradas a mi hermana.
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III. Opresión ━ Finnick Odair
FanfictionSelene Ravenscroft: la sirena del Capitolio... o la sirena rebelde, según el lado de la historia que deseen saber. Antes de siquiera obtener el apodo o formar parte de la revolución, era una simple chica con el deseo de mantener su burbuja de famili...