LLEGAR A CASA HA SIDO UN SOPLO DE AIRE fresco. No puedo evitar chillar cuando siento los brazos de Thomas sobre mí y luego los de mis padres, que pareciera que dejan de estar tensos al verme a salvo. Claro que no puedo decirles que mi última noche en el Capitolio fue desafortunada y no la quiero recordar en mi vida. Y tampoco puedo decirles que ya sé lo que les pasa a los vencedores, lo que probablemente ellos hicieron también, no puedo decirles que ya no hay forma en que los vea como antes, porque intuyo lo que han hecho para mantenerme a mí y Thomas a salvo.
Me llevan al Edifico de Justicia para prepararme para la última celebración. Me llevan a una de las tantas habitaciones y estoy lista en casi una hora con un vestido plateado que hace resaltar el tono de mi piel y se mantiene el maquillaje poco cargado. Cuando estamos listos para lo siguiente, el alcalde da la bienvenida y da un discurso por su nueva vencedora y anuncia mi entrada con bombos y platillos. Muchos me reciben con vítores y aplausos, pero me quedo callada y estática al ver a la familia de Seth; he estado evitándolos desde que volví a casa, sin embargo, les he hecho llegar dinero del que gano en el Capitolio, como si aquello pudiese devolverle a su hijo.
Quiero seguir el discurso que el Capitolio ha preparado para mí, y lo hago, sin embargo, veo el rostro de decepción en la familia de Seth, esperaban algo mejor de mí. Dejo caer las tarjetas al suelo y miro a la familia de Seth; con la mirada muy en alto, mi rostro deja de mostrar sonrisas y dejo escapar un suspiro sin saber cómo iniciar, pero con la certeza de que no puedo dejar que su muerte pase así, sin más. Él murió por mi culpa, lo veo en mis pesadillas y cuando me falta el aire, aún puedo verlo.
― No conocía a Seth antes de los Juegos ni tampoco en las preparaciones. Hablamos un par de veces y él me dijo que no me asesinaría por respeto a nuestro distrito. Prometí lo mismo sin decírselo. No pensé que nos volveríamos a cruzar, la verdad ― respiro hondo ―. Cuando lo encontré, sabía que no podría asesinarlo, él me había ayudado a mantenerme los primeros días con aquella mochila. Traté... traté de sacarlo de mi trampa ― las lágrimas se hacen presente ―. Si pudiese retroceder el tiempo, no usaría eso en contra de nadie. Pero no puedo cambiar las cosas. Estuve en los últimos momentos con Seth. Ambos sabíamos que no éramos aliados, lo aclaramos muchas veces, pero, al final del día, ambos cuidamos la espalda del otro. Él no reveló mi posición ni el resto de las trampas. Y prometí que volvería, se lo debía a él. Lamento mucho que Seth no volviese a casa. No podría olvidarlo nunca.
La familia de Seth hace una cruz sobre su corazón, que podría pasar casi imperceptible, así que sólo coloco una mano en mi corazón para que sepan que lo entiendo, que agradezco lo que él ha hecho por mí. No me salvó completamente, pero sí me ayudó a tener menos tributos y finalmente nos agradamos los dos. Le debía al menos unas palabras que pudiese quitar el amargor de mi pecho. Quizá si él hubiese ganado, nada de esto estaría pasando, el Presidente no le habría amenazado jamás.
La celebración es bastante grande; todos están comiendo, bebiendo y bailando a los alrededores. Todos menos yo.
Me dedico a sonreír y aceptar los halagos de todo el mundo, aunque muchos se sienten presionados, como Aimee que debe entender que Magnus está demasiado pendiente de mí y no le gusta la sensación. La madre de Seth me envuelve en un abrazo reconfortante y agradece lo que he hecho por ella, porque el dinero llega a través de Magnus para ellos, para que nadie más sepa y porque no estoy segura de que sea legal hacerlo. Tampoco iba a consultarlo. Seth tenía hermanos pequeños y sus padres están demasiado mayores para mantenerlos a todos bien cuidados, al menos el dinero podía servir de algo.
La celebración se extiende hasta pasada la madrugada, pero yo he abandonado la fiesta para ir a la Aldea de los vencedores y caminar por los alrededores. Pronto escucho pasos cerca de mí y me preparo para algún tipo de ataque, sin embargo, no es nadie de quién preocuparse. Magnus levanta sus manos en son de paz con una gran sonrisa burlona y se detiene justo frente a mí. Se acerca demasiado, embriagándome con su perfume, y aunque muero por besarlo ahora mismo, me alejo ante su consternación.
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III. Opresión ━ Finnick Odair
FanfictionSelene Ravenscroft: la sirena del Capitolio... o la sirena rebelde, según el lado de la historia que deseen saber. Antes de siquiera obtener el apodo o formar parte de la revolución, era una simple chica con el deseo de mantener su burbuja de famili...