LOS GRITOS DE EMOCIÓN NO TARDAN en hacer eco en mi oído y las felicitaciones no tardan en llegar al distrito 10, debido a la chica que se ha coronado como vencedora. Kenneth se mantiene tranquilo en su puesto, sin emitir palabra ni parecer decepcionado, él sólo mantiene su mirada sobre mí y pronto una sonrisa adorna su rostro para acercarse a mí y tender su mano para tomarla. Ambos nos retiramos de la sala para ir a nuestro apartamento y pronto hacer aparición en nuestro distrito, pero la mano de Augustus Braun en mi hombro me detienen completamente. Su sonrisa es notoria en su rostro y me mira profundamente, o lo intenta.
— ¿Ya te vas?
— No tengo motivos para quedarme.
Kenneth ríe. — No tener un buen motivo para quedarse, es un buen motivo para irse.
— Eso dicen — respondo con una sonrisa —, pero dime, Augustus, ¿a qué debo el placer de tu interrupción?
— Dos semanas ha sido suficiente tiempo para que me conozcas mejor, ¿no crees?
— Los he conocido a todos, siendo honesta. No comprendo tu punto.
Kenneth aguanta una risotada fingiendo una tos poco creíble y nos da la espalda para acercarse al ascensor y presionar el botón que nos llevaría lejos de aquí. Augustus deja escapar cierta risa, pero no me dejo impresionar, porque Kenneth y Finnick me han advertido acerca de mi cercanía con este chico. Y si ambos lo dicen debe ser por algo. En sí tampoco me desagradaba el vencedor del distrito 1, sólo me ponía nerviosa su insistencia y cercanía conmigo, no era cómodo, porque no se acercaba como Kenneth, Finnick e incluso Haymitch. Él pensaba que me tenía entre sus manos y actuaba como tal.
— Bueno, los has conocido, pero ninguno es como yo, ¿verdad?
Iba a responder a su afirmación, sin embargo, las puertas del ascensor se abren de par en par y escucho el leve jadeo de Kenneth por la sorpresa y veo a Augustus tensarse frente a mí, cambiando su expresión de coquetería por una mueca seria y se hace a un lado cuando siento una presencia detrás de mí. Es como si su maldad me acechara y pudiese sentir el aura maligna que le ronda, porque sin darme vuelta ya sé quién es y el aroma a rosas impregna mis fosas nasales, logrando un leve mareo en mi interior y que mi estomago se revuelva, recordando a mi madre y la estúpida rosa que le acompañaba a un lado, intacta.
Me doy vuelta lentamente y me topo con los ojos serpentinos del Presidente Snow y su sonrisa hinchada por su nuevo retoque estético, que no le hace ningún favor, pero guardo mis comentarios para tragar fuerte y levantar la mirada sin dejarme intimidar. Aunque por dentro tiritaba más que una hoja en pleno invierno. Sabía que él tenía toda la culpa de lo que me había pasado, él lo había provocado, pero no contaba con más pruebas que mi intuición, que nunca fallaba, así que me forcé a darle una sonrisa amplia y una reverencia.
— Señorita Ravenscroft, pero qué agradable recibimiento — sonríe —. ¿Ya se iba?
Kenneth interviene. — Sí, Presidente, ya nos íbamos. Selene se encuentra cansada y yo también, tenemos un viaje que hacer.
— Tonterías — responde, sin apartar los ojos de mí —. Estoy seguro de que no me negará su agradable compañía por unos momentos, ¿verdad, señorita Ravenscroft?
— Por supuesto que no, Presidente Snow.
— Lo suponía. Vamos, sígame.
Me tiende su brazo y me veo en la obligación de enlazar el mío con el suyo para que me guíe de vuelta a la sala de mentores, lugar que queda en completo silencio al ver al Presidente de mi brazo. Pronto las sonrisas falsas y aplausos se hacen llegar para hacerle sonreír y pedir que no lo alaben tanto, pero nadie lo hacía por querer hacerlo, todos estaban aterrados de lo que él pudiese hacerles. Finnick conecta ojos conmigo y veo el miedo atravesar en sus ojos, pero lo tranquilizo con un suave y casi imperceptible movimiento, fingiendo una sonrisa enorme y riendo cuando el Presidente lo hace.
ESTÁS LEYENDO
III. Opresión ━ Finnick Odair
FanfictionSelene Ravenscroft: la sirena del Capitolio... o la sirena rebelde, según el lado de la historia que deseen saber. Antes de siquiera obtener el apodo o formar parte de la revolución, era una simple chica con el deseo de mantener su burbuja de famili...