• • • 『 C A P I T U L O 5 』 • • •

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DEJO ESCAPAR UNA TOS SECA Y ME CUBRO LA boca de inmediato. Las temperaturas no han sido buenas y en las noches todo pareciera ser peor, pero para no alertar a los profesionales, he decidido no prender fogatas y me he mantenido en alturas arropada lo que más puedo, sin embargo, con el frío que hace era cosa de días para que me enfermara. Realizo una mueca cuando me cuesta volver a articular mi cuerpo para moverme pronto del árbol en el que dormí la noche anterior. No es que haya dormido demasiado, después de ver la imagen del chico del distrito 4 y el niño del distrito 12 no pude volver a cerrar los ojos con tranquilidad.

Lo que sí me ha despertado totalmente es la lluvia que ha hecho aparición y la que empapa todo el saco de dormir, permite que la nieve caiga y pueda revelar mi posición. Bajo con cautela, después de guardar todo en la mochila, y cubro mi cabeza con el gorro de la chaqueta. La lluvia es bastante fuerte a comparación de lo que suele haber en el distrito, sin embargo, dudo que quieran alargar más el proceso de muertes, ya en la tercera noche era un total de 16 tributos muertos; uno más y ya éramos los semifinalistas. Con mi memoria me he hecho una guía de los que quedan, sabiendo que el más débil ahora es el chico del distrito 5.

Camino al menos dos kilómetros completos antes de llegar a un acantilado que está a treinta metros de la Cornucopia y abajo hay un lago congelado. Con aquella información, bajo casi corriendo por el camino que poseo e intento que la lluvia no me haga resbalar. Al llegar al lago paso mi pie por la fina capa de hielo que se ha hecho por el frío y veo que es firme, sin embargo, mientras más peso coloco hay más ruido que indica una pronta rotura del hielo. Miro hacia arriba y veo que el acantilado no es demasiado alto y que la caída no sería tan terrible, sin embargo, no sé qué tan hondo pueda ser el lago.

Me quedo bastante tiempo vigilando la zona, ideando el plan perfecto. Al menos hasta que me da hambre, entonces voy por una rama y saco mi piedra filosa de la mochila, la ladeo unos centímetros y comienzo a hacer diversos cortes en la corteza hasta afilarla. Realizo la misma acción con otras cinco ramas delgadas hasta que quedan bastante filosas y las coloco en mi mochila para ingresar al bosque otra vez y buscar algo de comida que me sirviera por el día de hoy. Me quedo sólo con el arco artesanal que he hecho y la especie de flecha en la mano. Camino con sigilo, sin emitir ruido, entonces escucho el leve sonido de los arbustos moverse y no me demoro nada en tensar el arco y lanzar la flecha contra los arbustos que he visto de reojo.

Mi falsa flecha ha quedado atorada en algo, así que me acerco y veo una especie de conejo. Es gris, pero los dientes son mucho más grandes que los de un conejo normal y está cerca de las plantas que no sabría si decir si son cicutas o zanahorias silvestres, así que me hago una nota mental de que están cerca del acantilado y que podría usarlas para envenenar a alguien, sabiendo que sus efectos son inmediatos.

Despellejo al animal lo mejor que puedo con las manos, pero tampoco me sirve de mucho comerlo crudo, podría terminar con un malestar estomacal. Con esta lluvia es difícil que pueda hacer fuego, sin embargo, ocurre algo curioso, quizás coincidencia, quizás suerte, un poco de ambas. Un rayo ha caído a un par de metros de mí y le ha dado a un árbol que cae de inmediato. Corro hasta ahí antes de que alguien más lo haga y tomo las precauciones de no estar con más personas antes de colocar la carne del conejo sobre el fuego que ha provocado el rayo.

Una vez satisfecha de comida prosigo a avanzar al acantilado y más rayos se escuchan cerca, todos caen en los árboles alrededor y terminan provocando un incendio que no se podrá apagar con la lluvia que tenemos, porque parece avivarlos más. Estoy a bastantes metros de ahí, sin embargo, sé que puede haber más tributos cerca, por algo los han enviado, así que me acerco a pesar de que mi padre lo prohibiría totalmente. Incluso puedo escuchar su voz en mi cabeza diciendo que me detenga; estoy segura de que incluso él encuentra una buena oportunidad usar esto a mi favor.

III. Opresión ━ Finnick OdairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora