LUEGO DE LAS VISITAS DE MI FAMILIA Y MAGNUS, NOS hacen abordar el tren y decido ignorar a los periodistas que se encuentran en la estación, no como Seth que se queda con una gran sonrisa con ellos contestando preguntas. Intento pasar lo más desapercibida posible hasta entrar y ver el gran lugar que tienen preparado para nosotros. Es lujoso y por las cosas que veo, puedo decir que caro. Hay dos compartimientos, fuera de todo lo que puedo ver y dos personas están con una bandeja cada uno, lista para ofrecernos algo de beber.
Intento no concentrarme en la extraña forma de tragar que puedo percibir, porque papá había comentado sobre ellos. Avox. El Capitolio les cortaba la lengua por ser traidores, era el castigo por intentar rebelarse. No sabía qué habían hecho ni lo que hacían aquí, pero una mano en mi hombro me sobre salta y la quito de inmediato para voltear a ver a la mujer que me ha asustado. Es alta, muy alta, musculosa, rubia y de ojos penetrantes. La conocía bien, vivía frente a mi casa y hablaba con mamá bastante seguido.
— Así que los rumores eran ciertos, Selene Ravenscroft está aquí.
— Hola, señora Rabe.
— Dime Lyme, me conoces — asegura. Mira a los avox —. Ellos no pueden hacer nada que tú no les órdenes, así que mirarte está mal si tú no has pedido nada.
— Lo siento, no sabía.
— ¿No deberías estar afuera con el chico?
— No soy buena con las cámaras — murmuro —. No me gusta la atención. ¿Serás mi mentora?
Lyme sonríe. — Sí, por tu madre. Ella me lo ha pedido. El otro mentor es Brutus.
— ¿Quién es Brutus?
— ¡Vaya! ¿en qué mundo vives, niña?
Me encojo de hombros y Lyme me guía a unos asientos del tren, aceptando la copa que le ofrecen y pide un jugo para mí. Ninguna dice nada, pero ella me observa curiosa, incluso entre cierra sus ojos para analizarme, no lo disimula. Cuando ya me estoy sintiendo lo suficientemente incómoda con su mirada, se abre la puerta del tren nuevamente y deja ver a Seth acompañado de otro hombre: alto, demasiado musculoso, calvo, bien cuidado, mirada intimidante. Sí, lo vi un par de veces, pero papá y él se ignoraban totalmente.
— Mira a quién tenemos aquí — sonríe burlón —. Una Ravenscroft. Suerte la tuya, muchacho.
— Siéntense — pide Lyme —. ¿Vendrá Margo?
— Sí, en un momento. Estaba despidiéndose de los reporteros.
— Cómo le encanta ser el centro de atención a esa mujer — se ríe Lyme. Pasa su mirada de Seth a mí —. ¿Se conocían de antes, chicos?
Seth niega. — La vi un par de veces, creo. Es amiga de un compañero de la Academia. De todas formas, es un honor estar aquí con una Ravenscroft. Mi padre me dijo que los Juegos de tus padres fueron épicos.
— Eso te dará muchos patrocinadores — afirma Brutus —. ¿Qué edad dijiste que tenías, niña?
— Catorce.
— Pequeña — asiente Lyme —. ¿Y tú, jovencito?
— Dieciséis — sonríe —. Si no salía este año, iba a ser voluntario, definitivamente.
La puerta se vuelve a abrir y visualizo a Margo entrar. Tiene una gran sonrisa y toma asiento junto a nosotros, sirviéndose una copa también. Lyme no ha quitado la mirada de mí y creo que esperan algo que no les voy a dar. No todavía al menos.
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III. Opresión ━ Finnick Odair
Fiksi PenggemarSelene Ravenscroft: la sirena del Capitolio... o la sirena rebelde, según el lado de la historia que deseen saber. Antes de siquiera obtener el apodo o formar parte de la revolución, era una simple chica con el deseo de mantener su burbuja de famili...