44. Impredecible hallazgo

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Sin haber olvidado el pésimo momento que pasó por causa de su contraparte, una extraña calidez comenzó a recorrer el cuerpo del príncipe una vez que la Espada Maestra se apoderó de la última llama sagrada.

El arma resplandeció intensamente a medida que destellos azulados salían de la afilada hoja; fue tanta la fuerza de la iluminación que el joven tuvo que separar la espada lo más que pudo de su cuerpo, mientras sus compañeras se escondían detrás de su espalda.

Una vez que el resplandor se desvaneció, Link creyó que sus ojos le estaban jugando una broma debido al cansancio y al enojo, pero luego asimiló que las cosas no eran como pensaba...

Un ente desconocido estaba levitando en su presencia. No parecía ser una persona, mas su físico era similar al de una mujer carente de extremidades superiores. Su piel poseía una coloración entre tonalidades azuladas y púrpuras, las cuales combinaban con la túnica que se sostenía en su tronco por un zafiro, y con las oscuras y rayadas mallas que cubrían sus piernas; su rostro era humanizado, pero no poseía ojos establecidos.

- Por fin nos reencontramos, amo Link.

El joven no supo qué responder, simplemente estaba pasmado viendo la criatura que se encontraba frente a él. Su presencia le imponía un poco de ansiedad, pero al mismo tiempo no le transmitía temor alguno, como si se tratara de alguien que ya conocía desde hace tiempo.

Midna y Navi, quienes seguían protegiéndose detrás del héroe, observaban al ente con curiosidad, pero a diferencia de Link si sintieron temor al verle; por eso la princesa crepuscular reaccionó a la defensiva, dirigiéndose a ella amenazante.

- ¿¡Quién eres tú!? ¿¡De donde saliste!? – preguntó Midna

El ente no respondió, solo observó detenidamente a la Twili, para luego dirigir su mirada al héroe elegido.

- ¡Contéstame! ¡Te hice una pre...!

- Espera, Midna. Yo a ella la conozco... – afirmó el joven.

Sonriendo, Link se acercó hasta donde se encontraba levitando el ente; colocó su mano encima de su hombro, mientras esta lo miraba con sumo interés.

- Has vuelto... Fi. – dijo, sintiéndose conmovido.

- Siento felicidad que me haya recordado, amo Link.

- ¿Felicidad? – preguntó extrañado.

- Así es, recuerde que conocí esa nueva sensación en nuestra despedida... ya hace miles de años.

- Lo recuerdo... una triste despedida. – contestó apenado.

- Pero gracias a usted y al gran valor que ha demostrado en la búsqueda de las llamas sagradas, la Espada Maestra ha podido recuperar sus poderes, y por eso yo he podido regresar.

Mientras el joven y el espíritu de la Espada Maestra conversaban, el hada y la Twili observaban perplejas la situación. No entendían cómo su compañero podía hablar con tanta desenvoltura con un ser que acababa de, según ellas, conocer.

- Link, ¿puedes decirme que está sucediendo? – preguntó Midna, nerviosa.

- Sí, ¿quién es esta mujer? – cuestionó Navi.

- Les presento a Fi. Ella es el espíritu de la Espada Maestra. – contestó Link, animado.

- ¿¡Qué!? – preguntaron espantadas.

- Así es. Ella es la esencia del arma y fue creada por la Diosa Hylia. Fue mi primera compañera.

Fi se acercó hasta donde se encontraban Midna y Navi, causando que estas se espanten al tenerla cerca.

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