18. Descubrimientos misteriosos

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Moy y sus soldados se habían despertado hace poco de su sueño. El descanso había sido de gran ayuda para ellos, pues necesitaban urgentemente reponer energías por los pesados días de viaje.

El general se encontraba recorriendo la cabaña entera y las afueras de la misma, ya que buscaba al duque y a su hijo, pero no halló rastro de ninguno de ellos.

- Qué extraño. ¿Dónde habrán ido Demetrio y Link? – se preguntó a sí mismo en sus pensamientos.

De repente, pudo escuchar que unos pasos se aproximaban hacia él, y grande fue su sorpresa al ver a su amigo cargando a su hijo en su espalda, quien estaba inconsciente.

- ¡Demetrio! ¿Qué le paso a Link? – preguntó alarmado.

- No lo sé, simplemente se desmayó. Diles a los soldados que vayan al pueblo por el médico. ¡Mi hijo no reacciona! – rogó desesperado.

- ¡Muchachos, el príncipe se ha desmayado! ¡Vayan al pueblo inmediatamente a traer al médico, rápido!

Mientas los soldados, preocupados, se apresuraron a buscar al médico. El general ayudó al duque a llevar al joven a su habitación.

...

Ya una vez que Link estuvo acostado en su cama, el general pudo notar que el duque estaba demasiado nervioso. Entendía la preocupación que tenía por el príncipe, pero presentía que había algo más que lo perturbaba.

- ¿Qué fue lo que sucedió?

El duque empezó a recordar con detalle lo que pasó antes del desmayo de su hijo, tenía en mente algunas posibles hipótesis sobre la razón de ello, pero por nada del mundo podía revelarle a su amigo las cosas que él sabía.

- No lo sé, salimos a caminar un poco y se desmayó. Me imagino que no ha descansado lo suficiente. – mintió para evadir el tema.

- ¿Estás seguro de que es por eso?

- ¡Eso fue lo que pasó, Link se desmayó de la nada! ¿Qué más quieres que te diga? – respondió defensivo.

Moy estaba seguro de que el duque no le estaba siendo sincero, se conocían desde pequeños y sabía perfectamente cuando él ocultaba algo.

El general estaba dispuesto a refutarle una vez más, pero en ese momento llegó el médico a la cabaña.

- Aquí está el médico, su majestad. – indicó uno de los soldados.

- Buenos días, su majestad. Les pido de favor que todos se retiren de la habitación para examinar al príncipe. Apenas tenga un diagnóstico, se los haré saber inmediatamente.

Los hombres salieron de la habitación y dejaron al médico solo con el príncipe, y mientras la espera se hacía eterna, el duque no dejaba de pedirle a las Diosas que su hijo se recupere lo más rápido posible.

...

Después de un tiempo el médico salió de la habitación del joven, el duque y el general se acercaron a él ansiosos a preguntar el motivo del malestar de este.

- Dígame, doctor, ¿qué tiene mi hijo? – preguntó preocupado.

- Físicamente, el príncipe está muy bien, pero al parecer su malestar es debido a un fuerte impacto emocional.

- ¿Impacto emocional?

- Así es, al parecer sufrió un impacto grave. Algo debe haber alterado en sobremanera sus emociones. ¿Qué es lo que el joven estaba haciendo antes de caer inconsciente?

- Nosotros... estábamos caminando por el bosque, solo eso... – mintió nervioso.

- ¿Solo eso? Pues es muy extraño, los síntomas que él presenta son señal de haber recibido una fuerte impresión, como si alguna situación indeseada lo hubiera perturbado enormemente. No podrán notarlo a simple vista, pero el príncipe está muy consternado.

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