Sin saber cómo he llegado a los pasillos de un lúgubre y viejo lugar. Estoy completamente solo, sin mis compañeras y nadie cerca que me pueda explicar dónde me encuentro.
Todo está tan oscuro. Lo único que ilumina este eterno y largo pasillo son las antorchas que se encuentran colocadas en las paredes. Este ambiente es tan silencioso e insoportable, me causa escalofríos... pero por algún extraño motivo este lugar se me hace conocido, por no decir muy familiar.
A medida que avanzo mi camino, la ansiedad y la desesperación se apoderan de mí; es como si presintiera que algo desastroso está a punto de ocurrir... algo que sé me devastará por completo.
A pesar de ese pensamiento, sigo avanzando con paso seguro, pues tengo que salir de este sitio cuanto antes, o por lo menos averiguar dónde me encuentro.
Luego de varios minutos de caminata escucho unos desgarradores gritos, los que me estremecen desde lo más profundo de mi alma, incluso hasta me duele oírlos.
Cuando doy la última vuelta por los pasillos para encontrar su origen, mi corazón se paraliza con lo que descubro...
Ahí se encuentra mi esposa, con su vestido rasgado de la parte del escote, con el rostro invadido por las lágrimas y la desesperación. Estaba siendo arrinconada en la pared por ese maldito que tanto se parece a mí en físico.
- Link... – susurra angustiada, en el momento en el que descubre que estoy en este sitio.
- ¡Zelda!
No puedo moverme, mis pies se han paralizado por completo. ¿Qué voy a hacer? ¡Tengo que rescatarla!
- ¿Sorprendido, ah? ¿Qué te parece ver a la mujer de tu vida entre mis brazos? Toda mía. – preguntó con arrogancia en sus palabras.
- ¡Suéltala, imbécil! ¡No te atrevas a tocarla! – amenacé enfurecido.
- ¿A tocarla? ¿Acaso no te das cuenta en el estado en que se encuentra? Creo que tu advertencia llegó un poco tarde.
- Link, ayúdame... por favor.
Mi alma se destroza al verla llorar tan desconsoladamente mientras el terror la invade. Me siento impotente de ver como ese infeliz la atormenta y no poder hacer nada para evitarlo.
- No llores, pequeña princesa, te prometo que vamos a pasar muy bien juntos. – se dirige a Zelda, tomándole el mentón y obligándola a mirarlo a los ojos.
El indeseable acaricia con su lengua al cuello de mi esposa, acción que ella rechaza empujándolo lejos. Eso causa que la furia se apodere de él y la tome por el cabello con violencia.
- Con qué te resistes, ¿eh?
- ¡Suéltame!
- ¡Cierra la boca, princesa! ¡Tú harás lo que yo digo!
- ¡Poco hombre! ¿¡Cómo te atreves a lastimarla delante de mí!? – exclamé exaltado.
No entiendo por qué Zelda no se defiende. Ella es poderosa, podría sacarlo de su camino sin problemas.
Al ver mi desesperación, mi contraparte se ríe a carcajadas. Cómo disfruta de lastimarme con lo que más amo en este mundo. Cuando se trata de ella me vuelvo vulnerable, incapaz de planear una estrategia para poder acabar con la vida de mi enemigo, sin que eso perjudique a mi amada.
Una vez que su risa fue cesada, vuelve a posar sus ojos en mi esposa, la cual sigue aterrada ante sus agresiones.
- No te culpo tu manera de actuar, hermosa princesa. Eso es porque no has conocido la verdadera lujuria en brazos de este inútil... pero de eso no te preocupes, pues en este momento vas a saber lo que es compartir el placer conmigo.
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Almas unidas
FanfictionDesde tiempos inmemoriales, las almas de la Princesa del Destino y del Héroe Elegido por las Diosas han estado unidas. No sólo han renacido varias veces para acabar con el mal que amenaza al mundo, sino también para amarse el uno al otro. Por eso, c...