27. El principio de una travesía

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Esa noche, el príncipe se encontraba cabalgando en Epona buscando la fuente de Farone. Ya habían pasado dos días desde que había llegado a la región y no lograba encontrarla.

El joven estaba empezando a desesperarse debido a la prisa que tenía por contactar al espíritu, pues aparte de que fue el primero que le confesó sobre su destino, también era el único que podía indicarle cómo encontrar la primera llama sagrada.

- Es mejor encontrar un lugar donde dormir, príncipe.

- Navi, ya te dije que no me digas príncipe, y sobre todo recuerda que nadie debe saber que lo soy, pues eso complicaría las cosas. Te invitaría a que vayamos a dormir a la cabaña de mi familia, pero no quiero que los sirvientes de ahí me vean vestido como estoy, y aparte de eso, estamos muy lejos de ahí; sería peligroso caminar a estas horas hacia allá.

- Es cierto, pero yo puedo dormir donde sea, el que me preocupa eres tú, pues no estás habituado a dormir en el suelo. Siempre has estado rodeado de lujos y camas cómodas.

- Es verdad, pero no me queda otra opción que adaptarme a las circunstancias. Ahora el príncipe no existe, solamente soy un simple joven que tiene una misión que cumplir, tanto por Zelda como por todo el mundo. No te preocupes por mí, por lo pronto frío y hambre no vamos a tener, pues equipé a Epona con todo lo necesario para el viaje y traje varias mantas para cubrirnos.

- ¡Qué suerte! Gracias, Link.

- No agradezcas, esperemos que más adelante encontremos...

De repente, el príncipe se agarró el pecho con fuerza debido a que sintió una horrorosa punzada. Ese signo alarmó enormemente a Navi.

- ¡Hey, Link! ¿Qué te ocurre? – preguntó el hada, preocupada.

- No lo sé, tengo un intenso dolor en el pecho, pero no es algo físico, es más bien como un mal presentimiento, como si algo terrible estuviera pasando. – respondió, tomándose el pecho con angustia.

- Estás estresado debido a que no hallamos la fuente, pero tranquilo, vas a ver que la encontraremos.

- Yo sé que tarde o temprano la encontraremos, pero en serio me preocupa esto que siento.

- ¡Mira! A lo lejos veo una cueva, vamos a descansar ahí, verás que así te sentirás mejor.

A medida que el hada empujaba con su pequeño cuerpo a la yegua para que camine a la cueva, Link pensaba en su esposa, Tenía miedo de que ella se encontrara en peligro, pero al mismo tiempo recordó las palabras de Latoan, él le aseguró que ella estaba bien, así que decidió confiar y tratar de estar tranquilo.

Una vez que llegaron a la cueva, el príncipe le agradeció a Navi que se haya preocupado por él, y mientras la observaba volando contenta debido a su mejoría, recordó el momento en el que se encontró con ella, luego de que la salvó de las garras de aquellos monstruos....

*.*.*.*.*

Navi huyó rápidamente debido a la culpa que sintió al ver al príncipe, estaba tan avergonzada de estar en su presencia que no pensó en otra cosa que esconderse.

Llegó a una pequeña cueva donde creyó poder ocultarse completamente, pero para su infortunio Link logró alcanzarla.

- ¿Por qué saliste volando de esa manera? – preguntó extrañado.

- Por favor, vete. No soy quién para mirarte a los ojos. – pidió llorando.

- ¿Por qué? ¿Qué te sucede?

- ¿Acaso no recuerdas nada? Me fui sin siquiera despedirme de ti aquella vez.

- ¡Recordar, recordar, recordar! Desde que salí de mi tierra, esa palabra me mortifica. ¿Cuáles son las cosas que debo recordar? – preguntó hastiado.

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