52. Abismo infernal

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La madrugada estaba llegando a su fin. La luna y las estrellas se despedían del firmamento para darle la bienvenida al amanecer.

Auru se encontraba observando el desértico paisaje, con el semblante endurecido; muy preocupado por las catastróficas noticias de las que se había enterado hace unas horas. A su mente llegaron aquellos recientes hechos que le causaban profunda consternación...

*.*.*.*.*

Cuando la noche había comenzado, Auru estaba dirigiéndose a su habitación para descansar, pero de repente, la puerta de su casa sonó, haciendo que el hombre inmediatamente baje a abrirla, pues el sonido de esta no parecía ceder en lo absoluto.

Se sorprendió mucho al encontrar a Cocu, uno de los marqueses del palacio, a quien al igual que la princesa conocía desde niño. En ese momento lo invitó a pasar, sintiendo curiosidad por los verdaderos motivos de su visita.

- Buenas noches, señor Auru. Disculpe que venga a molestarlo a estas horas, pero al pasar por aquí recordé que usted vive en estos terrenos, y es importante que se entere de la tragedia que ha ocurrido, sobre todo por la gran amistad que tiene con el rey. – dijo Cocu, alarmado.

- ¿Tragedia? ¿Ha ocurrido algo con los reyes? ¡Explícate mejor, por favor! – pidió preocupado.

El marqués le contó todo lo ocurrido en la ciudadela, sobre todo lo que concernía a los reyes y la princesa, haciendo que el jubilado mentor se espante, pues jamás se imaginó que Ganondorf llegaría a invadir el reino de la misma manera en la que lo hizo en el pasado; estaba seguro de que se encontraba en el desierto, esperando la llegada del héroe elegido para enfrentársele.

Al haberse enterado de la muerte de tantas personas, en especial de los soldados del reino, los que eran los más indicados para luchar contra los invasores, se sintió desesperanzado, creyendo que esta vez nada podría detener las artimañas del Rey del Mal, mucho menos ahora que Link no estaba presente, presintiendo que el motivo de su ausencia podía deberse a alguna trampa del villano. Sin embargo, se sintió más tranquilo cuando el joven marqués le indicó que se estaba dirigiendo a buscar aliados, sabiendo que, por ahora, solo contaban con ellos para defender a los habitantes.

- Mientras me encontraba encaminando para este sitio, pude notar que las familias que viven en los alrededores estaban abandonando sus hogares. Imagino que las personas que el sabio Rauru dejó escapar, vinieron a alertarlos. Usted también huya, por favor, es posible que los esbirros de Ganondorf vengan a invadir este lugar. – sugirió el joven, con preocupación.

- Voy a despertar a mi esposa para prepararla para la huida, pero yo no voy a moverme de aquí. – contestó con determinación.

- Pero...

- Tengo que apoyar a esta causa de alguna manera, por eso he decidido hacer algunas investigaciones, sobre todo ahora que los reyes están encerrados, porque llegar hasta donde está la princesa, lo veo imposible, ya que estoy seguro de que la tienen muy bien vigilada.

- Yo también pienso lo mismo, pues ella es el único interés de Ganondorf; solo espero que Link no llegue demasiado tarde para detenerlo... Voy a retirarme, tengo que seguir con mi viaje y no perder más tiempo; al menos por el camino que estoy tomando llegaré mucho más rápido... eso espero.

- Que las Diosas te protejan, espero que la ayuda pueda venir pronto.

- Haré lo posible para que así sea. Hasta pronto, señor.

Luego de despedirse, el marqués se subió a su corcel para continuar con su viaje, mientras que Auru fue a despertar a su esposa y prepararla para la huida.

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