34. Cambios radicales

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Los rayos del sol empezaban a asomarse por los terrenos del palacio del reino de Ordon. El gobernante del mismo fue el primero en recibir esa hora del día.

La duquesa se encontraba alistándose para iniciar otro día de actividades, esforzándose, al igual que él, en dejar las penas encerradas en el interior de su alma, pues por su jerarquía debía manejar sus relaciones con la mayor seriedad y frialdad posible.

El hombre entró a su despacho a revisar los típicos tratados y asuntos a los que estaba habituado, y hasta hostigado; cuando de pronto tocaron la puerta.

- Adelante. – dijo con poco ánimo.

A la habitación entró el mensajero del palacio con unas cuantas cartas en sus manos.

- Buenos días, Alteza. Le traigo la correspondencia.

- Buenos días, gracias por traerla.

Retirado el hombre del despacho, Demetrio se dispuso a revisar la correspondencia; descartó la que le parecía menos importante, hasta que descubrió una carta que le llamó la atención... una muy esperada.

- ¡Una carta de Link!

Tomó el abrecartas de su cajón y rompió el sobre, luego sacó el papel escrito y empezó leerlo con verdadera ansiedad...

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Queridos padres:

En estos momentos me encuentro en la región de Farone escribiendo esta carta. Sé que he demorado en hacerlo, pero han sucedido muchas cosas en mi vida últimamente. Lo siento.

He logrado despertar la primera llama sagrada e imbuir la Espada Maestra con la misma, fue una lucha ardua y riesgosa para conseguir aquello, pero valió la pena el esfuerzo, pues mi arma se ha fortalecido.

El espíritu de Farone me dijo que Zelda ya no se encuentra en las garras de Ganondorf, me sentí aliviado de saberlo, pero a la vez estoy intranquilo de no tener conocimiento dónde estará. Lo único que importa es que ya está fuera de peligro y me esforzaré por hallarla y salvarla de toda amenaza. Avísenles a mis suegros esta noticia, por favor.

Sé que mi lejanía es dura para ustedes, para mí también lo es, pero sé que no se compara con la angustia que deben estar viviendo por los peligros a los que me debo enfrentar, pero las Diosas me protegen y me estoy esforzando para cumplir con mi destino y volver ante ustedes con la frente en alto, para que se sientan orgullosos de mí.

En este momento partiré a la región de Eldin a buscar la siguiente llama; una vez más me esforzaré para conseguirla exitosamente.

Cuando tenga oportunidad, les enviaré otra carta. Cuídense mucho y sigan manteniéndose fuerte y unidos como siempre.

Los quiere,

Link

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Emociones de tristeza y felicidad embargaban al duque al haber leído la carta de su hijo. El saber que este se encontraba bien y que había logrado con éxito su primera misión lo llenaba de orgullo.

Mientras el soberano se encontraba agradeciendo a las Diosas, la duquesa entró al despacho a conversar con su esposo. Verlo con una gran sonrisa la extrañó en sobremanera.

- Mi amor...

- Querida, ha llegado una carta de nuestro hijo. – dijo emocionado.

- ¿¡Qué cosa!? – pregunto impactada.

- ¡Ven a leerla, te vas a emocionar tanto o más que yo!

La pareja se sentó en el sofá a leer la carta, y a medida que Aitana analizaba cada palabra, varias lágrimas de felicidad salían de sus ojos, pues el saber que su hijo se encontraba vivo y había cumplido con su primera misión exitosamente, tranquilizaba su perturbado corazón de madre.

Almas unidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora