Luego de un mes transcurrido, el momento del enlace matrimonial de los príncipes había llegado. Ya solo faltaba un día para el gran acontecimiento, donde todos los empleados del palacio y otros expertos en el tema finalizaban los últimos detalles para la celebración, en el cual se honraría a los recién casados y recibirían todas las bendiciones de las Diosas.
Esa tarde, la princesa se encontraba en la casa de alta costura del reino para probarse su vestido de novia. Junto a ella, estaban su madre y Gracielle. El semblante de Zelda no se parecía en lo absoluto al de una mujer feliz y dichosa por probarse su traje, pues se sentía dolida al saber que faltaba menos de un día para unirse en matrimonio a un hombre al que no amaba, ni amaría jamás.
Las tres mujeres estaban sentadas en la sala de espera, hasta que la modista le pidió a la novia que pase al probador.
- Buenos días, princesa. Venga conmigo, por favor.
- Buenos días. Enseguida voy.
Zelda se levantó siguiendo a la modista y se encerró en el probador por varios minutos, pero una vez que estuvo lista, las cortinas se abrieron y se mostró frente a su madre y amiga.
El vestido de Zelda era color blanco. La parte de arriba ceñía a su figura, pues era un strapless que mostraba sus hombros descubiertos y estaba forrado del más fino encaje; tenía un seductor, pero discreto escote en corte de corazón y el borde del mismo adornado con finos diamantes; la parte de abajo tenía forma de "A", los bordes de la falda estaban decorados con los mismos diamantes de la parte de arriba, y el velo que adornada su cabeza estaba hecho del mismo material de la zona de arriba del vestido; este era sostenido por una pequeña corona de oro blanco y zafiros, la que la identificaba como Princesa de Hyrule.
La reina Celine y Gracielle se quedaron con la boca abierta al ver lo hermosa que se veía la princesa, estaban completamente seguras que deslumbraría con su belleza en el momento de la celebración.
- ¡Por las Diosas, hija mía, estás bellísima! – exclamó, emocionada.
- Amiga, eres la novia más hermosa que he visto en mi vida. Te ves magnífica.
A pesar de los halagos de su madre y amiga, la princesa no se sentía feliz. Reconocía que el vestido era increíblemente hermoso y le quedaba a la perfección, sin embargo, eso no fue suficiente para cambiar su triste mirada.
- Se ve preciosa, princesa, el vestido le quedó mejor de lo que imaginé. Regresemos al probador para quitárselo. Mañana temprano se lo enviaré al castillo.
- Gracias. – respondió, seria.
Gracielle pudo notar la tristeza en los ojos de su amiga. Luego observó a la reina, quien a pesar de que sonreía, se le veía un aire de preocupación. La joven tenía deseos de preguntarle por qué obligaba a su hija a que se case con alguien a quien no amaba, pero prefirió no incomodarla con sus dudas.
...
Link se encontraba en los campos del reino junto a su amigo Cocu. Ambos llevaban a una recuperada yegua a su esperada liberación. El animal se sentía contento de volver a tocar el suave pasto de la pradera, mucho más en compañía de su salvador.
- ¡Por fin estás totalmente sana, amiga! Tu recuperación ha sido lenta, pero me alegro de que ya estés mejor. – manifestó el príncipe, alegre.
La yegua respondió con alegría a las palabras del joven, pues sabía que él era el responsable de su exitosa mejoría.
Cuando ya se encontraban apartados del castillo, Link le quitó las riendas y se despidió del animal, apenado.
- Creo que ha llegado el momento de despedirnos. Espero que no te olvides de mí y que algún día me visites. ¡Ahora ya eres libre!... Adiós, amiga.
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Almas unidas
أدب الهواةDesde tiempos inmemoriales, las almas de la Princesa del Destino y del Héroe Elegido por las Diosas han estado unidas. No sólo han renacido varias veces para acabar con el mal que amenaza al mundo, sino también para amarse el uno al otro. Por eso, c...