21. Almas unidas

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El príncipe se quedó pasmado con las palabras de su esposa. No entendía cómo ella podía percibir una fuerza maligna así a la ligera.

- ¿Una energía maligna, aquí? – preguntó confundido.

- Ya no está presente, pero sí lo estuvo hace unas horas, pues ha dejado ciertas secuelas.

- ¿Cómo puedes percibir eso de manera tan sencilla?

- Recuerda que soy una hechicera, mi amor, es algo normal que pueda percibir este tipo de cosas, además desde que practico estos nuevos hechizos inexplicablemente me he vuelto más sensible.

Luego que la joven le respondiera a su esposo, llegó la duquesa mostrando un semblante lleno de preocupación.

- ¡Ha ocurrido algo terrible! ¡Ingo y Gorman amanecieron muertos en sus celdas!

- ¡Qué! – exclamó el príncipe, impresionado.

- Tu padre, el señor Aurelio y Vilan están con los investigadores averiguando las causas de lo mismo.

- ¡Voy enseguida! – indicó el joven.

Mientras el príncipe se retiraba rápidamente a los calabozos, la duquesa pudo notar que su nuera se sentía incómoda.

- ¿Te sientes bien?

- Sí, es solo que me ha impactado lo que nos acabó de contar.

- Entiendo, y lo más extraño es que uno de los soldados me comentó que las causas de sus muertes son desconocidas, pues los cuerpos no tienen ninguna lesión ni muestran signos de envenenamiento.

Las palabras de su suegra perturbaron en sobremanera a la princesa. A su mente vino la idea de que posiblemente la muerte de esos sujetos tenía que ver con la energía maligna que percibió salir del castillo.

...

Una vez que Link llegó a los calabozos, lo primero que escuchó fue al general Moy gritando como desaforado a un grupo de soldados.

- ¡Son unos irresponsables! ¡El duque y yo les ordenamos que vigilen de manera estricta las celdas de esos sujetos! ¿Cómo es posible que no hayan notado que alguien entró a asesinarlos? – reclamó descontrolado.

- Le juramos por las Diosas que estuvimos atentos, mi general, no escuchamos ningún ruido sospechoso. – respondió uno de los soldados, asustado.

- ¿Entonces cómo se explican que estén muertos? ¿¡Me están viendo la cara de imbécil!?

En ese momento el príncipe se acercó a Moy y le puso una mano en su hombro para calmarlo.

- Tranquilo, Moy, hasta ahora los soldados han hecho bien su trabajo, deberías creer lo que te dicen.

- ¿Entonces cómo murieron esos sujetos? Alguien debe haber entrado a aniquilarlos. ¡No pueden haber muerto de la nada!

- ¿Ya los revisaron los médicos?

- En este momento lo están haciendo, espero que ellos encuentren la causa de sus muertes, pues Aurelio los revisó y no encontró ninguna lesión física o signos de envenenamiento. También los investigadores están buscando huellas o señales que indiquen si alguien entró aquí en la madrugada. – explicó el duque, preocupado.

Luego de esperar por el lapso de una hora, los médicos e investigadores se acercaron al duque a comentarle lo sucedido. Por una parte, informaron que las causas de la muerte de los prisioneros eran desconocidas, no mostraban signo de haber sufrido ataque alguno, y por otra no encontraron ninguna señal de huellas o pisadas extrañas en la celda, o los alrededores de la misma.

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