Los cuatro gobernantes quedaron impactados al ver que los fragmentos de sus hijos no brillaron al hacer contacto, se sentían confundidos con esa situación. Incluso les pidieron que la repitan, pero nada sucedió.
- No es posible, deberían estar brillando en este momento... – dijo la reina, preocupada.
Los jóvenes se quedaron extrañados al ver la sorpresa de sus padres, pues no comprendían lo grave de la situación de que sus fragmentos no brillaran. Al menos Link pensaba que eso era algo que nunca había ocurrido con el suyo.
Dejando de lado la preocupación de sus padres y futuros suegros, el príncipe se dio cuenta de que aún tenía sus dedos entrelazados con los de Zelda. Por alguna extraña razón no quería dejar de tocarlos, pues sentía una calidez agradable al tener contacto con ellos.
La joven empezó a soltar la mano de su prometido, pero grande fue su sorpresa al ver que este la sostenía con firmeza, motivo por el que se sintió incómoda. Se zafó, sobresaltando enormemente al príncipe con su actuar.
- Lo siento. ¿Te estaba sosteniendo muy fuerte? – preguntó apenado, sin siquiera entender los motivos por los que no la soltaba.
- Ya quería soltarme. – respondió, tranquila, pero seria.
- Entiendo...
Link se sintió muy avergonzado al no haberse dado cuenta que sostenía la mano de su prometida, pero al mismo tiempo no le agradó la seriedad con la que le habló. Sin entenderlo, estaba algo resentido.
Luego de haber soltado sus manos, siguieron escuchando la conversación de sus padres, sintiendo curiosidad de saber el motivo de alarme por algo que para ellos no era importante.
- Tranquila, Celine, debe de haber alguna explicación. Recuerda que recién se están conociendo y talvez por eso no han brillado. – le indicó el duque a su futura consuegra, tratando de calmarla.
- Sí... ha de ser eso. – contestó la duquesa, preocupada.
Después de unos minutos de silencio, el rey pensó que lo mejor era que los jóvenes se retiren, así que encontró la excusa perfecta para que lo hagan.
- Zelda, ¿por qué no vas a visitar a tus amigos? Sería muy bueno que les presentes a tu prometido.
- ¿Yo? Pero es que...
El rey le hizo una señal seria a su hija, indicándole que obedezca su orden sin quejarse. Eso causó que la princesa, muy a su pesar, acate de inmediato, pues no quería que su padre la regañe delante de todos.
- Está bien, lo llevaré a conocer a mis amigos. – dijo disimulando su incomodidad.
- Me parece una excelente idea, Zelda. A Link le hará muy bien hacer nuevos amigos. Hijo, debes cuidar a tu prometida en todo momento, ¿sí? – pidió la duquesa, tomándole con cariño el brazo.
- Sí, mamá, no te preocupes. – respondió incómodo.
Link caminó hacia la salida del despacho, abrió la puerta y le indicó a la princesa que salga primero. La joven observó a su prometido unos segundos, para luego pasar, siendo seguida por él.
Y fue así, que una vez que la pareja se retiró, los gobernantes, exaltados, se pusieron a conversar.
- ¿¡Qué es lo que acaba de pasar!? ¿¡Por qué no brillaron los fragmentos al hacer contacto!? – se quejó la duquesa, alarmada.
- Tranquila, querida. Ya te dije que no hay que tomarlo tan en serio. Recién se están conociendo y pienso que es algo normal. – respondió el duque.
- Físicamente, sí se están conociendo, pero sus almas se conocen desde siempre y lo sabes. – dijo la mujer, impaciente.
- ¡Cálmate, Aitana!
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Almas unidas
Fiksi PenggemarDesde tiempos inmemoriales, las almas de la Princesa del Destino y del Héroe Elegido por las Diosas han estado unidas. No sólo han renacido varias veces para acabar con el mal que amenaza al mundo, sino también para amarse el uno al otro. Por eso, c...