4. Sentimientos estremecedores

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A muy altas horas de la noche, cuando todos dormían y nadie notaba su ausencia, los gobernantes regresaron al palacio. Las mujeres se separaron de sus maridos y se dirigieron a descansar a sus aposentos, mientras que estos decidieron darles alcance un poco más tarde, pues aún tenían que conversar de todo lo sucedido en el día, lo que por supuesto se relacionaba a sus hijos.

- Demetrio, ¿cómo tomará tu hijo la noticia de casarse antes de lo pensado? – preguntó preocupado.

- No lo sé, amigo. Para ser sincero, Link no está nada contento con esta boda forzada. Sin embargo, él es un caballero y el valor de la palabra empeñada es sumamente valiosa para él, sin importar si está por sobre sus deseos. La que me preocupa es tu princesa, puedo notar que no está feliz con la idea de casarse con mi hijo. – expresó consternado.

- Te pido disculpas, no quiero que te sientas ofendido por la reacción de mi hija.

- No te disculpes. Zelda es una jovencita muy dulce y educada. Es normal que se sienta así, pues recién conoce a Link.

- Deseo que con el tiempo se hagan buenos amigos y que esa amistad se convierta en amor. También espero que mi hija se adapte de la mejor manera a la vida en Ordon. Es la primera vez que se separará de nosotros. – comentó el rey, sintiéndose apenado.

Al escuchar eso, el semblante del duque se tornó serio, sabiendo que el momento de hacerle a su amigo una importante petición había llegado. Esperaba tener todo su apoyo en aquello.

- Daphnes, de eso quería hablarte... Quisiera pedirte un gran favor. – dijo preocupado.

- Lo que quieras. Sabes que puedes contar conmigo.

- La razón por la que te escribí hace una semana no solamente fue para que Link conozca a Zelda, sino porque necesito que se aleje de Ordon. Por ese motivo, me atrevo a preguntarte si podrías aceptar que sea él quien se traslade a vivir aquí, en vez de que tu hija se vaya de este reino.

- ¿Qué cosa? – preguntó el rey, sorprendido.

- Sé que la tradición siempre ha sido que la mujer viva en la tierra del marido, pero te pido que por esta vez hagas una excepción. Por favor.

El rey se sintió extrañado por la petición de su amigo, era algo inusual y fuera de las tradiciones. Sin embargo, no podía dejar que este siga preocupado.

- Por supuesto, Demetrio, encantado acepto que tu hijo viva en mi reino. Es más, créeme que me estás haciendo el hombre más feliz del mundo, pues Celine y yo ya estábamos desconsolados al saber que nos separaríamos de nuestra amada hija.

- Te lo agradezco, amigo. Me quitas un gran peso de encima. – indicó aliviado.

El rey sentía curiosidad por saber la razón por la que el duque deseaba que su hijo no regrese a Ordon. No dudó en preguntárselo.

- Demetrio, ¿por qué deseas alejar a Link de tu reino?

- Hay cosas que no sabes. En primer lugar, deseo que Link se aleje del palacio porque cada día que pasa la curiosidad por abrir el armario del sótano aumenta. Temo que si me llegó a descuidar, lo haga.

- ¿Te refieres al armario donde guardas la...? – preguntó impactado.

- Sí, ese mismo. Sabes muy bien que eso sería muy peligroso para él... y para todos.

- Lo comprendo perfectamente.

- Y en segundo lugar, deseo que Link se aleje de mi reino porque... ahí él es un héroe misterioso que lucha contra la delincuencia.

- ¿Un héroe misterioso?

- Así es. Sabes que Link desde pequeño se escapa del palacio, pues siente una enorme responsabilidad por defender a los más débiles. Por esa razón, él se creó la identidad del "Héroe Enmascarado" para salir a la ciudadela de Ordon a proteger a los vulnerables de la delincuencia. Todos en mi pueblo aman y respetan al paladín, sin imaginarse que se trata del mismo príncipe del reino.

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