39. Simples amantes

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A medida que pasaban por el secreto pasadizo, notaron el brutal cambio de temperatura. Una ráfaga de aire rozó el rostro del héroe, la que cada vez se iba tornando más gélida como señal de que la salida estaba próxima.

El joven y sus compañeras habían llegado al Pico Nevado.

El príncipe no cabía en la impresión del paisaje que lo rodeaba. Enormes llanuras y lejanas montañas cubiertas de hielo y nieve eran los protagonistas del entorno. El clima estaba tranquilo, pero el frío comenzaba a calarlo, por lo que sacó de su alforja su apreciado manto sagrado para cubrirse. A Midna le entregó una pequeña capucha gris y en uno de los bolsillos colocó a Navi para que esté protegida.

- ¿Tengo que compartir mi abrigo con el hada? – preguntó la twili con desgano.

- Sí, precisamente compré esta capucha con bolsillos para que Navi entre ahí. Tienen que aprender compartir las cosas y llevarse mejor. – respondió el joven con firmeza.

- Por primera vez me compadeceré del hada, pues este frío es insoportable. Incluso es peor que el invierno que se da en mi mundo.

- No creas que me siento feliz de compartir algo contigo, princesita. Solo lo hago para cooperar con Link. – dijo Navi.

- ¡Mal agradecida!

- ¡Basta! Lo que importa es que no tengan frío, pues ninguna de ustedes usa ropa y pueden enfermarse.

- Ese maldito de Zant debió dignarse a convertirme en un monstruo con algo que me cubra el cuerpo, pero bueno... antes no es que usara tanta topa tampoco. – rio la princesa al recordar su verdadera forma.

- Si nos quedamos aquí parados el frío nos matará. Continuemos, por favor. – ordenó el joven.

Link se disponía a dar el primer paso para iniciar el largo recorrido, pero un sonido interrumpió su acción... La dulce entonación de las cuerdas se hizo presente en el gélido ambiente.

De un alto y verdoso pino descendió Sheik, cayendo frente al Héroe Elegido por las Diosas, quien se sorprendió de verlo una vez más.

- Nos encontramos de nuevo, héroe elegido.

- Un gusto volver a verte, Sheik.

Inexplicablemente, y sin que el otro lo sepa, los nervios invadieron a los jóvenes. Por una parte, Link recordó el último encuentro con el sheikah, en donde por alguna desconocida razón fue empujado a sus brazos y pudo aspirar su aroma, el cual le recordó mucho a cierta persona que lo volvía loco.

Por otro lado, a Sheik le costaba mucho más trabajo mantener su seriedad frente a Link, pues aún seguía impactada debido a la discusión que este tuvo con Ruto, en donde defendió su matrimonio por sobre todas las cosas y manifestó cuánto amaba a su esposa... cuánto la amaba a ella.

Mientras los dos seguían insertados en sus pensamientos, Midna se acercó hasta a Sheik para saludarla, o más bien, molestarla.

- Hola, Sheik, es un gusto tenerte aquí. – saludó con sarcasmo.

El sheikah no respondió, simplemente le lanzó a la Twili una mirada inquisidora, como amenaza de que no se le ocurra abrir la boca.

- Sheik, ¿conoces a Midna? – preguntó Link, sorprendido.

- Sí... en nuestro último encuentro la vi escondida entre las sombras. Pude verla debido a que las... los dos tenemos poderes parecidos. – dijo el joven de las sombras.

- Sheik es muy callado, pero también percibo que tiene un carácter muy fuerte para defender ciertas cosas. – añadió Midna aguantándose la risa.

- ¿Ah? ¿A qué te refieres, Midna? – preguntó el héroe, confundido.

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