Capítulo Trentaidos

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Izuku se encontraba recién saliendo de la ducha, hoy había tenido su clase de danza temprano así que era normal ducharse luego de la clase, pero esta vez era diferente, pues el cenizo igualmente se había duchado con él en su habitación. Se comenzó a mirar por el espejo un poco dudoso, pues aquellas horribles marcas no se iban de un día para otro, y lo peor hoy le tocaba finalmente hacer su parte del plan.

El cenizo mientras amarraba la toalla en su cadera, se acercó a éste abrazándolo por atrás y dándole un beso en el hombro para animarlo. La noche había sido un poco dura para los dos, temiendo que luego de esto, lleguen a alejarse.

—No tienes que hacerlo si no quieres... —Susurró bajo el cenizo sin soltarlo.

—No Kacchan, tengo que ayudar a esas personas que pasaron lo mismo que yo. —Lo miró por el espejo con una expresión segura, pero el cenizo simplemente lo soltó y lo miró molesto. —¿Kacchan? —Lo miró confundido, pues el cenizo se fue a la habitación ignorándolo para terminar de vestirse pero con expresión molesta. —¡Kacchan deja de ignorarme!

—¡Cómo quieres que no te ignore si mi jodido novio será tocado por otro imbécil! —Gritó completamente enojado, para terminar de ponerse las últimas prendas y se levantó. —Oh... ¡Creo que ya entiendo! ¿A caso te gusta? Si es así, vete con ese enfermo de mierda ¡Y dejas de fastidiarme!

¿Enserio había llegado a decirle eso? Él mismo había visto lo mucho que había sufrido Izuku, pero lamentablemente los celos y el enojo ciegan a uno. El cenizo al percatarse las palabras que había dicho se maldijo, pues obviamente era mentira, nunca pensaría que Izuku era una carga para él, pero ya la había cagado.

—¿Piensas que soy una carga para ti? —Decía Izuku luego de procesar las palabras del cenizo, y sus lágrimas comenzaron a salir. —E-entonces por qué seguiste conmigo, ¿Por el sexo? ¿Por toda esa mierda verdad? —El cenizo se sorprendió al verlo llorar, y se acercó inmediatamente, pero éste se alejó yendo a su armario para vestirse. —Dejame, quiero vestirme.

—¡No quise decir eso maldita sea! Por favor entiende mi puto punto de vista Deku. —Decía mirándolo dolido y al ver que éste se ponía su última prenda, lo giró para que lo viese.

—Y tú entiende mí punto de vista también... —Levantó la mirada igualmente mirándolo dolido, mientras caían sus lágrimas.

Los dos se miraron en ese momento, dándose cuenta que hasta que punto llegaron. El cenizo simplemente suspiró cansado, caminó hasta sus cosas y las tomó. Lo que el contrario miró confundido.

—Creo que el bastardo mitad y mitad te entenderá mejor. —Decía seco y caminó hacía la puerta enojado.

—¡Espera! ¿Qué? ¿Me estás terminando? —Lo miró confundido y se acercó rápidamente para agarrarlo del brazo.

—Si es lo mejor, sí. —Habló bajo sin girarse.

—¡Pero sabes que te amo a ti! —Decía llorando, lo que se sorprendió por sus palabras y su corazón comenzó a latir rápidamente.

Pero el cenizo no dijo nada, simplemente no tenía las fuerzas para afrontar la difícil situación en la que estaba.

Se había rendido.

—Lo siento... No pude protegerte en las anteriores, y no creo que lo pueda hacer ahora... —Decía bajo el cenizo, sin más giró la manilla y salió de la habitación cerrando la puerta.

Un sonido de algo romperse, sonó en sus corazones, uno perdiendo la esperanza y el otro totalmente destrozado.

El día había comenzado muy mal, ahora quedaba el resto de la tarde.

UNITED BY DANCE || Katsudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora